RECORD RUNNER

Este texto se publicó originalmente en el libro PLÁSTICOS, Un recorrido gráfico por la memoria y el presente de las tiendas de discos, editado por La Fonoteca.

Atravesar la galería comercial que une San Bernardo con la calle Isabel La Católica, antes de que fuera “Chinatown”, era una auténtica expedición a un mundo fascinante. Sobre todo a finales de los 80, y esos primeros 90 alli estaba la tienda de Sardi, el creador del sello “Spansuls”, con un escaparate repleto de reliquias y piezas de colección, que siempre se escapaban a mis posibilidades, alguna vez entraba a rebuscar en las cubetas, pero en realidad era por el placer de pasar un rato con alguien que había publicado discos de “Tos”, “Larsen”, “La UVI” o “Eskorbuto”. En los bajos, la sala “Rock Club”, durante una temporada la sala con más solera  del foro y testigo de un montón de noches inolvidables.  Allí vi tocar a “Desechables”, “Ángel y las Guays”, “Dr.Petaco”, “Fuzztones" y a otros cuantos que mi memoria ha sepultado irremisiblemente. Allí vi pinchar muchas noches a Iñigo Munster, y allí conocí a seres fascinantes como Murky “Patrullero Mancuso” acompañado de su inseparable, y siempre recordada Eva “Solex”.  


Y al fondo “Record Runner”, la tienda de Pepe Ugena. Pepe había sido parte más que activa de la explosión musical en el Madrid post-dictadura, y a él le debemos, entre otras muchas cosas, el haber  podido disfrutar de conciertos de bandas como Paul Collins Beat, Miracle Workers, Elliot Murphy o las huestes y encarnaciones de Peter Zaremba. Siempre jugándose su pasta, su patrimonio, para uso y disfrute de la humanidad. 


“Récord Runner”, la tienda por la que apostó tras su paso por Repsol, era más que una tienda de discos. De entrada, detrás del mostrador, siempre había gente que sabía de lo que hablaba. Allí aprendí muchísimo de Ladis Montes, que alternaba con destreza dos de mis temas favoritos: la música y el Atleti. El mítico coleccionista “Pali”, algo así como una precuela de lo que fue luego “Discogs” pero en clave humana, “El Chori” bajista de “Los Elegantes”, Jimmy de “Sex Museum”…. Además, estaba la fauna habitual, lo que venían a ser los parroquianos del momento, que alternaban camisetas de rayas con
camisas de paramecios y machacaban el suelo a ritmo de botines con tacón cubano. Manolo Calderón, Luis Mario Quintana, Pablo De la Cruz, los hermanos Ruiz de “El Agapo”, Santi Camuñas,  Fernando Pardo, mi amigo “El Rana”, Kike “Louie”, Javier “Bólido”, y por supuesto, el más grande en todos los sentidos, el inolvidable Kike Túrmix, dando lecciones de garaje escandinavo, sin escatimar entre párrafo y párrafo eructos sinceros con el trasfondo del cocido montañés que se acababa de zampar en “El Boñar”, y que tenía a bien compartir con quien se enzarzara en una conversación con él. Genio y figura. Por cierto, “El Boñar” en Malasaña, otro sitio a reivindicar, que, cuando el colesterol era folklore;  tenía como reclamo regalar un fin de semana en Canarias a quien se lo terminara,


Y por supuesto Pepe, al que por supuesto jamás vi sonreír, o tener una actitud mínimamente cariñosa, pero al que nos sometíamos con gusto y ciertas dosis de masoquismo, cuando nos atrevíamos a preguntarle algo. Sabiduría y actitud a raudales. Ni un reproche, solo agradecimiento eterno.


“Récord Runner” olía a vinilo, se respiraba música por todos lados, lo que sonaba a través de los surcos  que siempre era fascinante, en las paredes repletas de afiches y carteles increíbles, y por supuesto en las cubetas… Anda que no me dejé horas y huellas dactilares repasando uno a uno cada uno de los discos. Allí potencié la querencia por darle la vuelta a los discos y ver quien los había editado, algunas veces “recolocando” alguna referencia con el pensamiento de que nadie se lo llevara hasta que reuniera la pasta para hacerlo yo, cosa que sucedía pocas veces desafortunadamente. Allí descubrí un montón de sellos fascinantes como “Norton”, “Simpathy for the record industry”, “Romilar D”,  “Get Hip” o el propulsado por el mismo Ugena, “Imposible Records”. Tambien fanzines como “Ansia de color”, “La herencia de los Munsters”, “Big Hoss” o “Hiponotic Tales”...


Compré lo que pude, poco porque las posibilidades eran las que eran cuando tienes 17 o 18 años, pero de allí salieron discazos que aún escucho de “The Fleshtones”, “Chesterfield Kings”, “New Christ”, “The Cinycs”, “Morlocks” . “Billy Childish” o parte de mi colección de 7”  la banda australiana por la que bebía los vientos en ese momento; “Hard Ons”, de la que estoy especialmente orgulloso por el esfuerzo que supuso conseguirlos.


Aún hoy en día, paso por esa galería comercial siempre que tengo la oportunidad, evidentemente ya no es la misma en cuanto a contenido, pero el continente sigue siendo ese paraje oscuro, sin apenas iluminación, con ese mármol en el suelo por el que han paseado muchas generaciones, y por el que parece no ha pasado el tiempo. Ni falta que hace.

ESTACION PODCAST 2024

Por tercer año consecutivo, ESTACIÓN PODCAST convierte a Madrid en la capital mundial del podcast en español. La palabra es la gran protagonista de una programación en la que creadores, productores, distribuidores y demás participantes del ecosistema del podcasting, de España e iberoamérica, convergen en un espacio donde la creatividad sonora y la narrativa digital; se unen para ofrecer una experiencia única, cercana e irrepetible.

 Durante sus cinco días de programación se podrá disfrutar de podcasts en vivo junto con sus propios creadores y sus invitados, para presenciar de cerca ese apasionante proceso creativo.

En los últimos años, el podcast ha emergido como una de las formas de comunicación más poderosas y accesibles en todo el mundo. Desde relatos cautivadores hasta conversaciones reveladoras; la versatilidad del podcast ofrece una ventana a una diversidad de voces y perspectivas que enriquecen nuestra cultura y la comprensión del mundo que nos rodea.

ESTACIÓN PODCAST es una celebración de la riqueza y diversidad de la producción sonora iberoamericana, que incluye desde historias íntimas y personales, ejercicios de hedonismo y humor, hasta investigaciones profundas sobre temas sociales, culturales y políticos. Es un espacio donde creadores y oyentes pueden encontrarse, compartir ideas y explorar nuevas formas de contar historias.

Desde el nacimiento de ESTACIÓN PODCAST, uno de nuestros objetivos ha sido fomentar el intercambio de conocimientos y experiencias entre los profesionales del podcasting y la creación sonora, así como promover la colaboración y el networking en la industria. A través de talleres, paneles de debate, presentaciones de proyectos, podcasts en vivo y sesiones de networking, esperamos inspirar a la próxima generación de creadores y fortalecer la comunidad podcasting Iberoamericana.

Queremos agradecer a todos los participantes, patrocinadores, sedes y colaboradores  su ayuda para hacer posible este evento, que crece de manera sólida año tras año. Su apoyo es fundamental para el éxito y viabilidad de este festival, y para el crecimiento continuo de la industria del podcasting en Iberoamérica.

Sin más preámbulos, les invitamos a sumergirse en este vibrante mundo de historias, sonidos y emociones. ¡Bienvenidos a ESTACIÓN PODCAST, el Festival Iberoamericano de Creación Sonora!

 Carlos Galán, director de ESTACIÓN PODCAST. Madrid, mayo 2024.

 

EN MARZO DE 2020...

La reclusión por positivo en Omicron da tiempo para muchas cosas, entre otras cosas, para rebuscar entre viejas notas. Ayer me encontré ésta que por alguna razón, no publiqué. Está escrita en junio del 2020 y leyéndola ahora, con la perspectiva del tiempo y en el punto que estamos, impresiona un poco.

Al final la conclusión que sacaremos de todo esto cuando acabe, estará claro: nos avisan antes de que esto iba a suceder y la carcajada duraba hasta hoy. Para habernos matado.

Cuando escribo estas líneas, se supone que estamos saliendo de una pesadilla interminable que hemos vivido durante más de 100 días. Desconozco como estarán las cosas cuándo esto vea la luz, cuando estés leyendo esto, pero dudo que estemos peor de lo que nos ha tocado vivir.

LOS DISCOS DE NUESTRA VIDA, surge como iniciativa para “entretener” los primeros días de alarma, esos supuestos quince días que iba a durar el confinamiento inicial, donde íbamos a seleccionar 10 o 12 discos importantes, escribiría unas líneas sobre ellos, y pediríamos a los artistas y grupos, un testimonio sobre sus trabajos. Al final la pesadilla se amplió y el proyecto creció con él.

Ni qué decir tiene lo increíblemente gratificante sentirles tan cerca, su predisposición a colaborar, y de rubricar de manera eterna, una relación de amor y respeto mutuo.

Cada mañana, me levantaba, escuchaba el disco elegido, y brotaban las palabras y los recuerdos hacia él. Una cascada de emociones que en algún momento me llevo al borde de las lágrimas. Para todos un recuerdo inolvidable a modo de canción, o de algún momento. Poder volver a hablar con ellos, recibir sus vídeos, su aliento. ha sido uno de los momentos que más recordaré en estos 30 años de compromiso con esta Factoría de suelos cumplidos, que es SUBTERFUGE RECORDS.

 Un placebo que se me antoja imprescindible, para soportar estos meses de soledad y angustia, en una oficina vacía de gente, vacía de la vida habitual que inunda cada rincón.

Reuniones vía Zoom, Skype o FaceTime, playlists maravillosas para intentar alegrarnos a todo seste secuestro que la historia nos ha impuesto. Conciertos en streaming, los ya inolvidables STEREOGRAM, planificaciones, grabaciones de podcasts en SUBTERFUGE RADIO, y mucha, muchísima reflexión sobre a dónde nos va a llevar esto… comprobar lo poco que la Cultura, importamos a los gobiernos. La soledad del portero ante el penalti.

Nuestra vida son nuestros discos, nuestros artistas y sus canciones, sin ellos estaríamos muertos. Así que sirva este compendio de textos e imágenes generadas en pleno confinamiento, a modo de diario de Bitácora, de días de angustia y soledad, donde la música volvió a actuar como el ente sanador que siempre necesitamos, y al que siempre volvemos.

Carlos Galán. Madrid junio 2020.

 Esta nota también la tenía en el móvil, marzo 2020: Lo azul para fuera 😅 

CASA

Las Torres de Colón, conocidas anteriormente como Las Torres de Jerez en su época bajo el yugo del empresario jerezano Ruiz Mateos; fueron levantadas entre 1967 y 1976 bajo la supervisión y diseño del arquitecto Antonio Lamela.

Construidas de arriba a abajo, son un claro ejemplo del “Construir la casa por el tejado” y durante años han sido uno de los emblemas del Madrid majestuoso, con esos dos edificios imponentes en paralelo, con esas interminables vidrieras color miel, y ese impresionante “enchufe” que remataba su azotea, cual corona en verde sanitario.

Algo más de 40 años  después de su construcción, en 2019 se inicio su desmantelamiento. Por supuesto nadie se cuestionó que con ello se  eliminaba parte de la identidad de la ciudad y el edificio favorito de muchos madrileños y madrileñas entre los que me incluyo. Supongo que la llegada de la pandemia y los confinamientos, tampoco ayudo para que  hubiera un cuestionamiento colectivo de este crimen arquitectónico.

Hace más de 20 años que vivo muy cerca de ellas, y por una razón u otra, creo que no ha pasado un día sin que alzara la mirada para observar su majestuosidad. Recuerdo un día, hará como quince años, que volviendo de un cumpleaños en las afueras con mi hijo Nicolás, que tendría 3 o 4 a lo sumo, nos perdimos por el extrarradio con el coche. Estamos hablando de la vida pre-navegador, pre-tom tom, pre-todo, así que empecé a dar vueltas sin sentido, llegado a parajes que me eran totalmente desconocidos, buscando alguna referencia que me guiara. Supongo que mi mal sentido de la orientación, tampoco  ayudó demasiado. El caso es que tras un buen rato intentando buscar algo que me sonara para tomar un rumbo, Nicolás, acomodado en su sillita viajera, empezó a decir “Casa, casa” mientras señalaba hacia algún lugar.

Yo entendía en ese momento, que me estaba implorando llegar a casa, después de dar bandazos por el extrarradio, hasta que su insistencia con el “casa, casa”, me hizo fijarme en lo que señalaba, que no era otra cosa que las Torres de Colón, que se erguían en el skyline de la ciudad más bonita del mundo. Lo tomé como indicación y conseguir enderezar el camino que nos llevaba a Casa…

Desde ese día; y hasta hoy a pesar de las circunstancias, siempre nos hemos referido  las torres como “casa”,  así también lo asumió Carlitos, mi hijo pequeño al que siempre le ha gustado la historia de por qué las llamamos así.

 Ahora ya no queda prácticamente nada de ellas,  están siendo desmanteladas como fueron construidas, de arriba hacia abajo. Cuentan que es el hijo de Lamela, el arquitecto del edificio original, el encargado de darles una nueva vida, un “Matar al padre” en toda regla. Una desaparición, triste y lenta, con la que algunos nos hemos quedado un poco apenados y desubicados.

Que mis hijos tengan siempre el sentimiento de “casa” es para mi, algo más que necesario, así que decidí tatuarme en mi antebrazo las torres, para que estén siempre en mí y que mis hijos sepan que la casa siempre existe y existirá, y que está muy cerca de ellos.

En este caso la obra ha sido de Michi de Rubenimichi ( @michitattoo ) el genial artista del colectivo artístico más molón del foro, al que siempre acudo cuando necesito de sus agujas para plasmar algo como un hogar en mi piel.

EL IMBORRABLE JOSÉ MARÍA CÁMARA

*Artículo publicado originalmente en forbes.es el 18 de agosto de 2021

La última vez que tuve la oportunidad de hablar con José María Cámara, también un triste obituario fue el motivo. Se había marchado nuestro amigo común Alfredo Fraile, y quería compartir conmigo unas reflexiones, que siempre le agradeceré por su carácter balsámico. Por supuesto, a pesar de la pandemia, nos emplazamos a vernos en breve para intentar poner en marcha algún ciclo musical en sus teatros, su última gran pasión y por la que tanto estaba sufriendo al verlos vacíos. No pudo ser, ni el ciclo ni esa última colaboración.

Forjado en la escuela de la industria musical moderna que supuso la figura de Tomás Muñoz y la CBS de la Torre de Madrid; su figura representa posiblemente la del ejecutivo más poderoso y reconocido de las últimas décadas, siempre con el permiso de los señores Muñoz, Manolo Díaz, Saúl Tagarro, Jesús López o Iñigo Zabala. Estuvo detrás de éxitos como Mecano, Radio Futura o Joaquín Sabina, pero donde realmente dejó huella es en la formación profesional de muchos de los grandes protagonistas de la industria de las últimas cuatro décadas, directivos, promotores, ejecutivos.

En noviembre del 2019, estrené mi podcast Simpatía por la industria musical, en el que reivindico a figuras imprescindibles del negocio de la música, con una entrevista con él. Tenía bien claro que tenía que ser el primer invitado. Casi 100 entregas después, puedo asegurar que ha sido la persona más referenciada a lo largo de las distintas entregas, siempre con palabras de respeto y casi siempre de admiración. 

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De carácter férreo, le gustaba dar una última vuelta a las cosas. Esto siempre podía sucedía en las famosas reuniones de las tardes de los viernes, en la Avenida de los Madroños, a los que una plantilla extenuada por una semana entera de trabajo tenía la obligación de asistir y  —por supuesto—  de aportar ideas. Eran los años de su presidencia en BMG Ariola.

De allí, sufrió un inexplicable destierro, siendo trasladado a las oficinas de Nueva York, dónde se le encomendó la labor de planificar un relanzamiento del catálogo de Elvis Presley que empezaba a oler a alcanfor. No solo lo relanzó, sino que hizo que vendiese más de lo que habían vendido en los últimos 60 años las canciones del inolvidable genio de Tupelo.

De vuelta a España, asumió la presidencia de Sony hasta su fusión con BMG Ariola, donde siguió marcando la diferencia, a base de trabajo, esfuerzo, capacidad de dirección y de adaptación a los nuevos derroteros marcados por la revolución digital. Gran activista de la lucha antipiratería, dio la cara siempre por su gremio.

Sus últimos años, y hasta sus últimos momentos, los ha dedicado a la producción teatral, firmando algunos de los proyectos más exitosos de los últimos años en las carteleras madrileñas. Además, siempre estaba dispuesto y disponible, para aportar su experiencia en masterclass, encuentros profesionales… Coincidí con él en alguno de ellos siempre era un auténtico lujazo escucharle.

Una gran pérdida para todos los que nos dedicamos, en cuerpo y alma, a trabajar para generar la atracción, el aplauso y el reconocimiento hacia las propuestas artísticas a las que representamos, siempre desde un planteamiento de pasión y de amor hacia este oficio, más allá de los algoritmos.

Se nos marcha su presencia, pero siempre quedará imborrable su figura y su legado, oro puro para entender todo lo que ha pasado en España, a nivel de industria musical, en los últimos 50 años. Descansa en paz, MAESTRO.

BEBE MÚSICA, ESCUCHA CERVEZA

¿Te imaginas a qué saben el “Devil Came to Me” de DOVER, “Tú Nunca Morirás” de McENROE o “Universo por Estrenar” de ANNI B SWEET? ¿Me sabrías decir a qué suenan una Indian Pale Ale, una Boston Ale, una Stout o una Porter? La respuesta es STEREOCRAFT; o cómo dos entes creativas e independientes - LA QUINCE y SUBTERFUGE RECORDS – se unen para desarrollar un proyecto cuya finalidad es “Beber música y escuchar cerveza”.

 
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LA QUINCE, cervecera Independiente Madrileña fundada en 2013, con un modelo de producción itinerante, que les ha llevado a elaborar sus cervezas en 57 fábricas de nueve países diferentes con el objetivo de llegar en las mejores condiciones de conservación y frescor a todos los mercados. Cervezas modernas, creativas y muy sabrosas; con personalidad propia,  bajo la filosofía de BREW WILD, que da nombre a sus dos restaurantes en Madrid (Calle Echegaray, 23) y Barcelona (Carrer Consell de Cent, 255) donde encontraréis 15 grifos rotativos y unas impresionantes pizzas sicilianas 

De SUBTERFUGE poco más que apuntar por parte del que suscribe estas líneas. Una aventura que empezó como fanzine en junio de 1989, para evolucionar a una especie de factoría creativa, donde tiene cabida cualquier actividad que nos estimule. Con la música como hilo conductor, con la independencia militante como actitud, hemos publicado discos, cómics, libros, producido documéntales y cortometrajes, organizado exposiciones y cientos de conciertos, así que por qué no una colección de cervezas. Adoro la cerveza artesana y soy de los que piensan que LA QUINCE, NAPARBIER, SAN FRUTOS o LA PIRATA, unas de las muchas fábricas artesanas del país, son como STIFF, la MOTOWN,  ROUGH TRADE, CREATION o los D.R.O / G.A.S.A de principios de los 80. 

 Esta aventura lupular, que constará de 10 cervezas únicas; comienza con la IPA STEREOPARTY, una cerveza estilo American Indian Pale Ale, con lúpulos Nugget Dorado, Enigma y Citra Cryo, que aportan aroma y sabores a frutas tropicales. Cuenta con la ilustración del dibujante leonés Miguel A. Martín, cuya obra va estrechamente unida Subterfuge y dónde se recrea una secuencia de “LA NARANJA MECÁNICA” con un Alex DeLarge, degustando un “Moloko Plus”, que se servía directamente de los pechos de las estatuas del “BAR LÁCTEO KOROVA”. Como toda serie, la lata incluye un código QR que te lleva a una exclusiva playlist, para que escuches hits de ayer, de hoy y de mañana, mientras degustas tu cerveza, a ritmo de DOVER, McENROE, NIÑA POLACA, COLECTIVO DA SILVA, JORDANA B, ANNI B SWEET, FANGORIA, NEUMAN o ARIZONA BABY.

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Cada cerveza será producida con una receta exclusiva inspirada en el sonido del disco elegido y será fabricada en diferentes factorías de cervezas craft, como ha sido la primera, cocinada con amor junto a los genios de SAN FRUTOS, unos segovianos, que imprimen también música a sus brebajes y que se consolidan como una de las grandes apuestas de la cerveza artesana.
La segunda  cerveza se inspira en “Devil Came To Me” de DOVER, se trabaja en firme como una Stout potente, oscura pero llena de brillos, con un retrogusto que permanece durante un buen rato y te pide más, cómo las canciones que firmaron Amparo y Cristina Llanos, en el que a día de hoy, sigue siendo  la gran referencia discográfica de la música independiente de este país.

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Después llegará “Universo Por Estrenar” de ANNI B SWEET, en la que la malagueña se ha volcado. Amante de la cerveza craft, nos ha sorprendido a todos por su sapiencia e involucración en el proyecto, donde seguro aportará destellos caleidoscópicos y matices psicodélicos, impresos desde la generosidad del pop, como son sus imprescindibles canciones.

Mientras; se avanzan las formulaciones para el resto de la colección, como “Tu nunca morirás” de McENROE, “Naturaleza Muerta” de FANGORIA, “IF” de NEUMAN, “Es que no hay manera!” de LOS FRESONES REBELDES, “It’s Beatiful It’s Love” de SEXY SADIE o los maravillosos LA LA LOVE YOU.

Un maridaje de cerveza y música de raíz independiente que no podía salir mal y que inicia un interesantísimo camino de exploración entre los dos conceptos, más allá de los patrocinios invasivos.

Música independiente y cerveza independiente, eso es STEREOCRAFT. Es fácil, bebe música, escucha cerveza. 

 

MACARRAS INTERSECULARES (Una historia de Madrid a través de sus mitos callejeros)

De Iñaki Domínguez, había leído meses atrás El signo de los tiempos, al que me enfrenté en su momento, sin ningún tipo de información previa, e incluso con cierto recelo al aparecer en su portada de manera destacada, el manido Charles Manson. El libro me volvió literalmente loco, me encantó, a pesar de que el contenido -un repaso a psicópatas y criminales del siglo XX - lo había digerido a paladas sobre todo en los 90, época en que me obsesioné con el tema de manera preocupante. Aún así, me ayudó a descubrir matices sobre temas en los que me creía casi un experto.

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De Macarras interseculares no sabía nada, hasta que hace una semana escuché en Radio 3 una entrevista con el autor y literalmente, me voló la cabeza; creo que era el libro que siempre soñé leer. Me encanta leer sobre Madrid y sobre cualquier aspecto de la ciudad, pero que a alguien se le ocurriera hacerlo sobre macarras, bandas y escenas suburbiales me pareció una idea brillante. Así que lo busqué, di con el en los complicados días de la pandemia, y empecé la aventura de leerlo.

El libro, perfectamente narrado y estructurado, con un trasfondo sociológico que le da aún más valor; recorre en sus distintos capítulos la historia de Costa Fleming, los años 70 en Lavapies, la llegada de la heroína de la mano de hordas iranís, las peleas entre tribus urbanas, las primigenias pandillas de los años 60, los nazis, las bandas de Los Franceses o del Moco, La Prospe, Torrejón y la explosión del Hip Hop…

Para el que no lo haya vivido, va a ser una experiencia total conocer todo este submundo y, para él que como un servidor si lo haya hecho, una cascada de recuerdos, de esos en origen duros, pero que con los años se han ido enterneciendo a golpes de nostalgia. Supongo que por las dos o tres veces que tuve que salir por patas delante de skinheads, o de unos enfurecidos rockers por las calles de Malasaña, tuve la suerte de correr más que ellos y salí indemne, cosa qué algunos amigos no pueden contar, y se llevaron algún bofetón, algún navajazo en la nalga o la caricia de un puño americano. Años complicados donde cada día era una aventura, que se podía convertir en una pesadilla si algún indeseable de estos, se cruzaba en tu camino con el mono, el colocón desaforado o simplemente las ganas de amargarle el día a alguien.

Llevo casi 30 años viviendo en Chueca, y la he vivido en todas sus etapas - desde los duros primeros 90, donde directamente no era recomendable pasear solo a ciertas horas y por ciertas calles, con legiones de zombies buscándose de manera desesperada una vena donde chutarse en plena luz del dia - hasta la explosión gay. 

En Malasaña me hice persona, y también sufrí a los yonquis de la época, a los camellos de centraminas en una calle Fuencarral oscura y sórdida, al Simón, el rocker negro, integrante de Los Franceses que nos tenía literalmente aterrorizados a los chavales y que nos lo hacía pensar dos veces antes de pasar por la plaza del Dos de Mayo, o por la puerta del King Creole. 

Foto de Miguel Trillo

Foto de Miguel Trillo

He tenido amigos, pijos de familia, que eran más malotes que muchos macarras suburbiales. Otros que se engancharon a la heroína para rebajar los excesos de pastillas consumidas en noches interminables en el Attica y he conocido a amigos que eran punks; y que de la noche a la mañana, se convirtieron en nazis que salían de cacería por las calles, para después entrar a formar parte del gremio de porteros de discotecas.

 He vivido, y colaborado, en el Locals only de los skaters de Colón y las tensiones con los rollers de Recoletos. He comprobado como los niños tenían que salir de Caribbean, la mítica tienda de skate madrileña cuando estaba en la calle Columela escoltados para que no les robasen el Pedro Gómez recién adquirido a 50 metros del establecimiento. También allí viví el  boom de los bakalas que tomaron las sudaderas de la marca Powell Peralta como uniforme de identidad; y acudían los sábados por la mañana, con los ojos como platos y las mandíbulas desencajadas, a comprarlas entre sesión y sesión, entre el Specka y el New World de la Plaza de los Cubos.

Foto de Miguel Trillo

Foto de Miguel Trillo

Así que puedo dar fe de lo increíblemente valioso que es este libro, recogiendo de manera brillante y excelentemente documentado, un trozo imprescindible de la historia de Madrid, y qué gracias a este, gracias a Iñaki Domínguez, va a quedar viva para siempre.

ROCK 'N ROLL RADIO

Si desempolvara la caja de los recuerdos, uno de los primeros sería el de la cocina de la casa familiar, con tres o cuatro años, jugando en el suelo mientras alguien planchaba, y de fondo, sonaba la radio. Me fascinaba esa melodía de fondo a base de presentadores histriónicos, consultas, teatralizaciones y alguna canción. 

Recuerdo la retransmisión de algún partido del Atleti o de algún suceso luctuoso como la muerte de Franco o del payaso Fofó, el 23F  y por supuesto esos anuncios de productos destinados a la alimentación infantil, que eran auténticas obras maestras musicalizadas. Pero la radio entra de lleno en mi vida en los albores de la adolescencia, y de la mano de mi incipiente pasión por la música, del club de fútbol de mis amores y por ende, programas deportivos como los del José María García,  y un poco más adelante del cine, quitándome horas de sueño para escuchar las bienaventuranzas de Carlos Pumares, la persona que hizo más llevadero mi bachillerato.

Escuchar a Jesús Ordovás y conocer grupos, se convirtió durante muchos años en una de mis actividades favoritas. Primero con un simple transistor, algunas veces debajo de la manta para que no me escucharán en el resto de la casa, un poco más adelante, con un radiocasete en toda regla, que me permitía poder grabar las cosas que me interesaban. Por cierto, siempre llegaba tarde y consumí muchas canciones mutiladas por ello. En aquella época, capté lo que de mágico tenía el formato radiofónico que, a través de la palabra, fueras capaz de pasear por las calles de Madrid, oler la tinta impresa de un fanzine o ser testigo de primera, en el estreno de un nuevo single de artistas a los que admirabas.

La radio como tal, también ha sido durante años el canal de difusión y promoción de Subterfuge, gracias a esto, tuve la inmensa suerte de conocer en primera persona, a gran parte del plantel de “magos” que me hipnotizaban, a través de las ondas o en su condición de directivos, con su sapiencia. Rafael Revert, Luis Merino, Ordovas, Julio Ruiz, Joaquín Luqui, José Miguel López, José Ramón Pardo, Lara López, Gregorio Gálvez, Ángel Sopena, Chema Rey, Xavier Moreno y un larguísimo etc. Hoy en día, si no está sonando un máster de un próximo lanzamiento o novedad, o algún vinilo que me traigo de casa, lo normal es sentirme arropado por las voces y la música que proponen día a día Radio 3 o escuchando alguno de los interesantísimos podcasts, la nueva radio, que ofrecen las plataformas digitales. Y es que es evidente que la revolución digital ha afectado también de manera directa a la radio y al uso de esta. La dictadura del horario, o del aparato receptor, ha desaparecido y la gente consume cuando y donde quiere. Por ello, aplaudí en su momento la llegada a nuestras vidas de los podcasts. La radio en estado puro, consumida con libertad.

Se convirtió en una rutina casi, en mi circulo más cercano, hablar de éste u otro podcast que habías escuchado, recibir recomendaciones de programas interesantes y de investigar sobre ellos en la red, descubriendo un nuevo mundo, una oferta multi temática, que me fascinó. Uno de los programas con los que disfrutaba, era “Bienvenido a los 90” de Roberto Martínez, donde da rienda suelta a su pasión por la música en general, y por la década de los 90 en particular. Y fue él el que me convenció, para que iniciásemos esta apasionante aventura que es SUBTERFUGIO RADIO, que si bien cuando escribo estas líneas apenas lleva 20 días de emisión, ya se ha convertido en uno de mis frentes favoritos en mi día a día. 

Con una trufada parrilla, llena de gente que se ha volcado de manera desinteresada en este primer arranque, supone una novedad en la escena musical que sin duda  lo reclamaba. Hay electrónica (“Sayuri set”/”Sintonia electrónica”), soul, cumbia y sonidos tropicales (“Piña flavour”), Underground multidisplinar (“En la Pomada”), cine, hardcore y musical extrema (“DIYopia”), skate y surf (“Miedo a las olas”), salseo (“Pijas marrones”), música urbana (“La tabla”), literatura, gastronomía (“Nacidos para catar”), conexión con Latinoamérica (“Guasap service”),, cerveza artesana (“IPA que?”)…un universo por estrenar como diría Anni B Sweet.

Además, ya hemos salido a la calle, haciendo un programa en directo con público y con actuaciones, el pasado 30 de noviembre en la tienda Caribbean de Madrid. Más de tres horas de disfrute colectivo absoluto.

Yo mismo arranco con un programa que me tiene emocionado “Simpatía por la industria musical”, espacio donde me he propuesto entrevistar y reivindicar, a grandes personajes del sector, desde leyendas de las compañías como José María Cámara, Adrián Vogel o Paco Marín, del management como Rosa Lagarrigue o Manuel Notario, del mundo editorial como Daniela Bose, de la radio, como no, con Luis Merino y Rafael Revert, y por supuesto gente imprescindible como Javier Liñán. Un programa, un proyecto, que es un lujo.

Todos los programas de Subterfuge Radio se pueden escuchar en Ivoox, Spotify y en https://www.subterfuge.com/radio

ZARAUTZ (Aquellos veranos)

Llevo ya más de 15 años pasando temporadas de verano en Zarautz con mi mujer y mis hijos; pero años atrás, también pasé periodos estivales allí, los de la infancia, los mejores de mi vida; cuando el hedonismo y la despreocupación, primaban sobre todas las cosas. Cuando los veranos duraban tres meses y los días se hacían eternos y repletos de aventuras, descubrimientos y sensaciones… Me gusta seguir yendo porque en esencia, es el sitio encantador que siempre he conocido, donde la construcción ha sido contenida y el respeto por el entorno, por las tradiciones y por sus gentes prima sobre todas las cosas. Donde al invitado, al turista como yo, se le acoge pero no se le rinde pleitesía invasiva. Estas en su casa, no en su negocio, y ahí solo te queda respetar.

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Entre mis primeros recuerdos está mi primera bicicleta, mi primera propiedad relevante, la BH de la comunión, la llevaba arreglar al taller de Bastida, un señor que ya era muy mayor, o eso me parecía, que años antes había sido ciclista. Manos grandes, llenas de grasa y un Ducados permanente en la comisura de los labios. Teníamos la casa en la que se llamaba Calle Arenal, en el número 6, lo que es ahora Nafarroa Kalea, que no deja de ser la arteria principal, el tramo de la N-634 que tiene toda localidad norteña que se precie. Detrás, el maravilloso parque de Torre Luzea, que toma el nombre del edificio del siglo XV que aún hoy está en perfecto estado de conservación. Allí aprendí a montar en bici, a hacer trastadas inocentes como intentar coger pasteles en las Pastelerías Serra, cuyo horno daba al parque, a hacerme amigo de Jason, el hijo del dueño de un restaurante que estaba al lado, llamado La Calle y que eran unos jipis redomados.

También impresionaba ver desde allí el cuartel de la Guardia Civil, que estaba en pleno centro, en la principal calle comercial, al lado de la mítica taberna Euskalduna, del Mercado y los periódicos de Urquía. El cuartel evidentemente no, pero los otros tres establecimientos, con algún cambio, continúan hoy en día.

Años complicados, recuerdo especialmente los primeros aniversarios del fusilamiento de Txiki, activista de ETA que fue condenado a muerte junto a Ángel Otaegi por una decisión incomprensible de un régimen moribundo y decadente, que era natural de Zarautz, y que cada año era recordado con una marcha que irremediablemente terminaba con carga policial. Durante el verano siempre había alguna manifestación, que empezaba de manera espontánea incluso en la playa, y que realmente acojonaban a todo el mundo, y más a un niño.

El placer máximo era tomarse un helado en Los Italianos, la primera gran heladería de la localidad, o un pastel en El Guetariano,  que hacía esquina entre Arenal y la calle San Francisco, esquina donde un verano salvé la vida milagrosamente al sufrir un atropello en bici por parte de un camión de La Casera, que debió darme solo un golpecito en el manillar porque no me pasó nada, pero fue bastante espectacular, dado que el camión frenó en seco y la carretera se llenó de botellas de gaseosa rotas. Por supuesto me levanté, cogí mi bici orgulloso, que alguien de las villas de la familia Alberdi, (que eran dos pareadas, preciosas y en un enclave privilegiado, una ya no existe) había recogido del suelo. Agaché la cabeza y pedaleé hasta donde tuve la sensación de que ya nadie me observaba. Había coincidido con la salida de la misa de la iglesia de Los Antonianos, y la zona estaba hasta arriba de gente.

 Los Antonianos, además de la iglesia Franciscana y escuela politécnica, regentaban un cine verano, donde me tragué un montón de programas dobles, principalmente recuerdo las pelis de Terence Hill y Bud Spencer. Recuerdo en la puerta del cine día tras día, una señora entrañable que vendía unos pirulís caseros, que eran deliciosos, pero una auténtica arma blanca que tenías que vigilar no se te clavara en la lengua o en el paladar. Naturalmente, no existían los controles sanitarios actuales, y loa caramelos se hacían en las casas.

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 En la playa podías ver a los famosos vendedores de patatas y barquillos, que con unas cestas enormes de mimbre, recorrían la playa de punta a punta voceando: Patatas fritas y barquillos, hay patatas, hay barquillos!!, y que con sólo escucharlo, en el toldo familiar bicolor número 242, se te abría el apetito, y empezaba la ceremonia de convencer a tu madre para que te comprara una de esas bolsas de patatas, de papel amarillo, que se convertían  en un lienzo de aceite una vez las cogías con las manos. La playa abría, y mucho, las ganas de comer, y recuerdo con cariño los pinchos de tortilla en la extinta Cafeteria Arruti, las croquetas de El Cleri o el pintxo de carne cocida de Josemari en la Plaza de la Música, el auténtico centro neurálgico de la villa a donde todo el mundo acudía los domingos.

 Allí, actuaba una orquesta que repasaba clásicos, jotas, correcalles y que culminaba en el plato fuerte, que ahora sería políticamente incorrecto de cajón, que era cuando cantaban lo de “Carrero Blanco, ministro naval, era su sueño volar y volar, hasta que un día ETA militar, hizo su sueño una gran realidad, voló, voló, voló y voló y hasta al alero llegó….”, momento en el que las cuadrillas de veinteañeros, seleccionaban a algunos de los niños que andábamos por allí, y que por supuesto nos postulábamos, para ser manteados hacia arriba. Ser seleccionado era todo un subidón. Allí abrieron también la primera sala de recreativos que recuerdo de mi vida, y a la que acudía raudo en cuanto recibía la paga de los domingos.

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La casa de Arenal era guay, la mayoría éramos veraneantes, recuerdo especialmente a la hija de Ricardo Macarrón, el pintor, que se llamaba Mónica, era algo mayor que nosotros y siempre llevaba unas pintas estrafalarias, como unos pantalones vaqueros acampanados llenos de dibujos hechos a bolígrafo, que literalmente me tenían fascinado.

 Enfrente de casa abrieron Gerónimo, la semilla de Pukas, una tienda de skate y surf, donde me compré la primera tabla de mi vida, una Gerónimo de madera, ejes ACS 654 y ruedas Kriptonik de 4 colores, puedo asegurar que fue mi compañero fiel durante muchos años, y el día que lo perdí fue uno de los momentos más tristes de mi vida.

 MI primer recuerdo con el surf viene de la mano de Perico Martínez Albornoz, con el que tenía algún nexo familiar de rebote, y que era una especie de súper hombre siempre a la vanguardia de los deportes de riesgo, y al que perseguíamos por la playa cada vez que aparecía. A él le vi la primera tabla, que alguna vez dejaba a su hijo Pedro, que es hoy un gran fotógrafo, que a su vez la compartía con nosotros. Perico falleció en Zarautz un verano de esos, se tiró desde el puerto de cabeza y sufrió un traumatismo, precisamente en ese momento pasábamos por allí junto con la chica que nos llevaba a pasear a mis hermanas y a mi. Fue, creo,  mi primer contacto con la muerte, y durante días el tema de conversación de los mayores, por la zona del Gran Hotel, donde mi abuela pasaba los veranos y donde me reunía con primos y amigos de la familia. Me entristece el poco reconocimiento que Perico Martínez Albornoz tiene como precursor del surf, por lo que aquí queda mi reconocimiento al que vi coger una ola por primera vez en mi vida, cuando el surf aún no formaba parte del paisaje habitual de la playa zarautztarra, hoy en día entregado a ello.

 La playa siempre me ha encantado, creo que no hay una igual. Casi tres kilómetros de arena fina. Íbamos todos los días, hiciera frio o calor, a vivir una rutina trufada por las patatas, los barquillos, el concurso de esculturas en la arena que organizaba Michelín, los balones Nivea arrojados desde los aviones, la aparición de grupos con pancartas reivindicativas o de medusas gigantes. Días interminables grabados a fuego el álbum de recuerdos.

En esos años no sabía quién era Eloy De La Iglesia que era natural de allí y que luego despuntó como interesantisimo cineasta y heroinómano de pro. Para mi en ese momento, las personas más famosas eran Kortaburu, un casero local que un día me quito en el restaurante de Talai Mendi una especie de cogorza que pillé con seis o siete años al beber un vaso de sidra, o Rochas, el dueño de una mítica tienda de ropa, un dandy afrancesado que llenaba de glamour los lugares por donde pasaba. Por supuesto el inmortal Oteiza, que pasó muchos años de su vida en Zarautz, y donde ha dejado un enorme legado de su obra, o Iribar, mítico portero del Atlhetic y de la seleccion,  que iba todos los veranos, para dejarse tirar unos penaltis por los niños enloquecidos ante su presencia. Yo lo hice y me lo paró.

Hoy en día tengo la enorme suerte de pasar los días de vacaciones en la urbanización Muskaria, un ejercicio magistral de arquitectura, aunque antes también lo pasamos bien en el complejo Euromar, que en los 70 era el centro de actividades varias como las primeras fiestas con el surf y Hawaii como protagonistas,  o donde estaba la mítica escuela de cocina de Luis Irizar, de donde salieron gente como Arzak, Martín Bersategui, Pedro Subijana o Karlos Arguiñano… nivelón.

Me encanta que el Hotel Zarautz siga abierto desprendiendo romanticismo, y que hayan mantenido esa joya que es el Cine Modelo, donde en su momento vi pelis como El Gran Miércoles”, Grease o Los Warriors, tres de mis películas favoritas de siempre. Me emociona la casa familiar de la familia Maza en la Kale Nagusia, arquitectura euskalduna en estado puro. La felicidad me sigue abduciendo cuando llego ahora con mi familia, comparto y recupero recuerdos, paseamos por la Ruta del Txakoli desde la ermita de Santa Bárbara, para pasar por delante de El Torreón, una construcción única de principios del siglo XX, hoy en proceso de restauración. 

Un apunte final, en Zarautz no hay motocicletas, todo el mundo va a en bicicleta, puede parecer una nimiedad, pero describe la esencia total de este lugar, para mí, el más fascinante del mundo.

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RADIO OCEANO…FALTA QUE FAI.

Que RADIO OCEANO haya sido una joya oculta durante más de treinta años, denota, entre otras cosas, lo autocomplacientes que somos y seremos. Cuando todo el mundo se emborrachaba con el neón y el flúor que irradiaban escenas como la de Madrid o Vigo, en A Coruña un cuarteto a la vieja usanza (bajo, guitarra, batería y voz) destilaba rabia, talento y actitud a raudales. Por lo que he ido descubriendo, poco caso hacían a lo que pasaba en otras ciudades, vamos, que les importaba un pito. Embutidos en ropajes oscuros, que ya los distanciaba de las estridencias que marcaba la época, concentraron sus energías en hacer canciones, si, CANCIONES. “Fritz”,” El Balcón”, “Reconversión”, “La Educación” o “Sexo Soviético”, componen uno de los repertorios más originales y contundentes de la supuesta década dorada del pop estatal. A nivel letras, creo sinceramente que eran más que avanzados. En la forma y en el fondo, claustrofobia literaria que te atrapa de manera kafkiana, escenificando en tu cabeza, cada una de las frases que espasmódicamente escupía “Rotring”. Musicalmente también optaron por su camino, sin premisas más allá de su querencia por el punk más oscuro, por influencias bien asimiladas como JOY DIVISION, mis adorados STRANGLERS, SIOUXIE, MAGAZINE o los primerísimos y contundentes ULTRAVOX.

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Siempre cuento lo que RADIO OCÉANO ha significado en mi vida. Durante muchos años, esa joya que el mundo se perdía era disfrutada por mi de muchas maneras. Evidentemente, poniéndome sus canciones, como me gusta hacerlo, con parsimonia, en comunión con mi tocadiscos. “Nin Falta Que Fai” ha sido uno de los discos que más ha sonado en mi casa cuando nos reunimos los amigos, era la carta que me guardaba para ganar irremediablemente la partida de ver quién se sorprendía más, “¿Cómo?¿Qué eran de Coruña?¿De qué año?, joder, no tenía ni idea…” eran las contestaciones y reflexiones que surgían después de una primera escucha, lo que me provocaba, para que negarlo, un inmenso placer y orgullo.

Adoro ese disco, y mira que siempre he criticado la portada porque creo no refleja el contenido y un prensaje del vinilo que da pena… aún así, es un disco más que infalible.

Así que un día me decidí a que dejase de ser un secreto, para que pudiese ser disfrutado y deleitado por el planeta tierra, no sólo por mi circulo de amigos y comensales. No es la primera “profanación sonora” que hago, pero quizás haya sido la más especial hasta el momento, así que de entrada tengo que agradecerle a Nonito Pereira el primer estímulo, por todo lo que ha conllevado esto. En primer lugar, conocer personalmente a estos tipos: Rotring, Pablo, Romero y Punta, maravillosos todos y que confirman todas las sensaciones que asimilé sobre ellos escuchando sus canciones. Por otro, profundizar en las raíces del por qué de esas canciones, el compromiso social asociado al compromiso artístico, al utilizar ese medio para reivindicar la lucha activa en la época que la gente quería ser un bote de Colón. Un contexto social el de esa primera época que desconocía en su esencia, y qué me ha encandilado por su personalidad arrebatadora, con olor a óxido y salitre, a postfranquismo y actitud.

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“MEMORIAS DO ÓXIDO” es el resumen de todo lo que RADIO OCÉANO fue, pero también el inicio de una nueva época, dado que han decidido desempolvar los instrumentos y reactivar la guerrilla sonora que fueron y son. Vanguardia en estado puro. Ellos decían que esto no era Hawaii ni falta que hacia, yo digo que proyectos como el suyo hacen falta, vaya si lo hacen 

Memorias do Óxido, an album by Radio Océano on Spotify


JAPóN

Escribir de viajes se me antoja complicado. Sobre todo existiendo gente que lo hace tan bien. De hecho, aunque últimamente he viajado más que nunca: Colombia, México, Suecia, China o Hong Kong; no he sentido la necesidad de plasmar sensaciones en el blog hasta que viajé a Japón y cambió la cosa, una maravillosa aventura que emprendí junto a Irene, mi mujer.

Cuando el tsunami de la globalización arrasa culturas y herencias históricas estandarizándolo todo, toparte con una idiosincrasia y personalidad tan arrebatadora como la nipona, te hace retomar cierta confianza en que aún existen mundos paralelos y en que todavía no somos todos clones. Entrar al detalle de los lugares que visitamos en casi esos 10 días, como  por supuesto los míticos Shibuya, Shinjuku, Akihabara o Ginza, templos maravillosos como Senso Ji, Meiji Jingu o el impresionante Fushimi Inari, visitas como las que hicimos al The Osamu Tezuka Manga Museum en Takarazuka, emocionante a más no poder, y donde pude disfrutar del universo del autor de uno de mis personajes fetiche del comic de todos los tiempos, Astroboy, y de mi novela gráfica favorita  Adolf.

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Hemos comido el mejor sushi de nuestra vida en Ginza Kyuubee regado con sakes espectaculares, o comido viandas maravillosas a pie de calle en mercados como Tsukiji o Nshiki. Y por supuesto compras. Hoy por hoy, el país con mayor nivel de shopping que nos hemos encontrado, superando, y sin rubor, a ciudades como Londres o NY en tiempos de lo global, de airbnb y la pérdida de identidad. Hemos visitado tiendas increíbles como Okura en Tokyo, Ichizawa Shinzaburu Hanpu en Kyoto. En Osaka estuvimos poco tiempo, pero suficiente también para caer rendidos ante su oferta.

En las calles de Japón se respira civismo, orden y limpieza. Mucha limpieza, que cuando sales de nuestro querido Madrid, donde la mugre campa a sus anchas por aceras en formato de restos biológicos de perros, contenedores de reciclaje reconvertidos a urinarios, o restos de juergas nocturnas que se mantienen durante días; pasear por esas calles impolutas se agradece, y mucho. No hay prácticamente papeleras porque básicamente consideran que eres tú el que te tienes que responsabilizar de la basura que generas, de hecho, llegamos a estar horas con un papel en la mano a la búsqueda de un sitio donde tirarlo. Hay espacios privados donde se puede fumar (¡tu eliges!), pero esta prohibido fumar en la calle (¿Por qué tengo que ir tragando tu humo?).

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Sorprenden sus infraestructuras, el metro, el sistema de trenes para desplazarte por el interior del país, la amabilidad innata y respuesta de sus gentes, reflejada en esa constante ceremonia de reverencias entre unos y otros, del uso constante para empezar o finalizar cualquier cosa: Arigato, gracias, esa palabra que tanto dice, pero que muchas veces cuesta escuchar.

 Por supuesto también tienen cosas complicadas de entender, como las innumerables salas de juegos de Pachinko, una extraña fusión entre las tragaperras y el pinball, donde la gente pasa horas bajo un ruido de bolitas de acero ensordecedor y una densa cortina de humo de tabaco. Parece ser que el juego está prohibido y penado en el país, así que el Pachinko supone una estrambótica triquiñuela donde los premios no son dinero, sino objetos y productos como secadores, detergentes, café soluble o material para dibujar, que en un local cercano pero secreto puedes “revender” a precio de oro. Lo que es evidente es que debe enganchar y mucho, dado el increíble numero de salas,  algunas auténticos mastodontes arquitectónicos con varias plantas.

 Doy por hecho que esta primera incursión al país del Sol Naciente, mientras soñamos y fantaseamos con la siguiente; igual nos ha servido para conocer y disfrutar de un 0´000000001 de sus posibilidades y ofertas, pero puedo asegurar que lo hemos disfrutado y mucho. Como comentaba al principio de estas líneas, cuando piensas que lo sorprendente empieza a escasear, que la reconversión globalizadora del planeta Tierra es ya un triunfo de las grandes corporaciones, conocer de cerca una cultura así y disfrutarla, supone un gozo inigualable y casi casi indescriptible, bueno, espero que con esto un poco sí.

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TIEMPOS DE IMPRENTA

OFFSET ALG, EDICIONES DEPORTIVAS era una imprenta, bueno, algo más que una imprenta. El estrambótico nombre procedía de sus inicios a principios del siglo XX, cuando se especializaron en hacer los primeros álbumes de cromos de futbolistas, ciclistas etc. Estaba situada en la calle San Raimundo 31 del barrio de Tetuán de Las Victorias, cuando en el barrio se respiraba casticismo a raudales; los bares olían a gallinejas y entresijos y en las aceras convivían cordelerías, talleres de reparación de electrodomésticos y colmados de toda la vida, con capazos de alubias y lentejas  de venta al peso.

En aquella época, pre-fábricas en la República Checa, cada uno de los objetos que formaban parte de un álbum, se fabricaban por separado: la portada en la citada imprenta madrileña y el vinilo, en Tecnodisco, fábrica sita en el Polígono Industrial de Urtinsa de Alcorcón, y propiedad de un ex torero que hizo fortuna fabricando, sobre todo, musicasetes (noventa mil de “Devil Came To Me” de DOVER se fabricaron allí…)

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En ALG se imprimieron la mayor parte de las carpetas de discos editados en España desde los 60. Desde los éxitos y fracasos, de los míticos catálogos de HISPAVOX o BELTER, hasta los primeros escarceos independientes de compañías como DRO o GASA. Por supuesto, compañías como SUBTERFUGE, MUNSTER, ELEFANT o ANIMAL también encargábamos allí nuestras carpetas, por lo que no era difícil encontrarte allí con Luis Calvo y los fotolitos de USURA, a Iñigo Muster con el “Bonzomania” de CEREBROS EXPRIMIDOS, Juan Hermida de ROMILAR D, o al Lagarto e Irene Ruiz ilusionados con la reedición del mítico “Fuzz Face” de SEX MUSEUM con su compañía ANIMAL RECORDS. El encuentro con estos últimos siempre eran especiales, por que tenían muchas posibilidades de terminar horas después en las tabernas de los alrededores. 

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La imprenta estaba dirigida con mano férrea, por el Señor Piñeiro, importante recalcar el matiz de Señor porque de esa manera se dirigían a él todos sus trabajadores y también nosotros estábamos obligados a dirigirnos a él así, orden que acatábamos sin rechistar porque el respeto que Piñeiro nos imprimía, y nunca mejor dicho, era absoluto. Jamás sonreía, jamás de su boca salió un comentario positivo y cada vez que llevabas un nuevo trabajo, literalmente rezábamos porque las medidas fueran las correctas y todo estuviese ajustado al protocolo que él marcaba. Un error en esto podía suponer un rapapolvo que siempre finalizaba, con un cigarro amarrado con destreza a la comisura de su boca, con un “No me haga usted perder tiempo” que te dejaba paralizado.

 Después la responsabilidad pasó a manos de El Rana, la persona que ayudo a Subterfuge a despegar en los primeros 90, uno de esos amigos irrepetibles. Del encuentro entre Úbeda y Piñeiro, siempre era posible que saltaran chispas, dos personalidades bien marcadas se daban cita, y alguna vez tuve que intermediar para que la sangre no llegara al rio,  recuerdo concretamente la portada del volumen 2 de SCREAMIN’ & SHOUTIN’ fue especialmente conflictiva, debido a los problemas que nos dieron los fotolitos que Pablo Delacruz, el diseñador, había encargado. Y hubo combate Piñeiro vs Rana. Nulo afortunadamente. También recuerdo una vez al Rana, llegando con cajas de portadas de 7”, unas 500, que había traído el solo…¡¡¡En metro!!!, entrando por puerta de la oficina/zulo de la calle Hortaleza, y jurando en arameo. Aún hoy, no me explico como lo consiguió. Lo de traer las 500 portadas, no lo del arameo, que lo maneja fetén, con destreza y actitud.

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Aparte de proezas como ésta, el Rana también es el inventor del término encalomar, que dícese ser el proceso por el cual, el vinilo es introducido de manera manual en la carpeta. A la ceremonia de encalomar, siempre eran invitados artistas, dibujantes y colegas fanzineros que venían a visitarnos y así recuerdo perfectamente a WIPE OUT SKATERS, PSILICON FLESH, AUSTRALIAN BLONDE, POP CRASH COLAPSO o los dibujantes LADRON y Borja Crespo. Unos litros, muchas risas, y a pasar la tarde trabajando en cadena.

Época de fotolitos y complicaciones técnicas, cuatricromías y otros quebraderos de cabeza. Referencias marcadas a golpe de letraset, la siempre difícil decisión de plastificar o no esa portada y kilos de ilusión en cada proyecto. Llamar a ALG, que te confirmaran que podías pasar a recoger las portadas, era siempre un horizonte plagado de entusiasmo ante el trabajo terminado y un poco de preocupación ante la perspectiva de algún fallo en color, corte etc.

Un día el mismo Señor Piñeiro me llamó para comentarme que se jubilaba, que dejaba la empresa donde entró de botones cincuenta años antes y que se quería despedir personalmente de mí y trasmitirnos que, a pesar de los pesares, nos apreciaba y habíamos constituido una plantilla de clientes especiales en su recta final como gestor de ALG EDICIONES DEPORTIVAS.

Por cierto, me dijo también que, a partir de ese momento, cuando nos encontráramos, me dirigiera ya el como Piñeiro, sin el señor, se acababa una etapa y con el ese protocolo. Me pareció tierno y emotivo. Nunca más lo volví a ver.

HISTORIAS DEL RASTRO, VOL. 1

Escribiendo estas líneas, me he dado cuenta de que atesoro montones de anécdotas sobre El Rastro, uno de mis sitios favoritos de la tierra; así que he decido que voy a dedicar varios posts para plasmarlos; aquí comienza el primero…

Soy un tipo de costumbres, y una de mis favoritas, sin duda, es ir los domingos al Rastro. De pequeño iba con mi padre, al que también le encantaba. Recuerdo especialmente una época en la que le dio por coleccionar cencerros; si, cencerros, esa especie de campana que llevaban las vacas en los pueblos, las del “tolón, tolón”.  Nunca supe muy bien por qué le dio por eso y por supuesto jamás se lo pregunté… Así que allí estábamos, domingo tras domingo a la búsqueda del preciado objeto, tengo esa imagen grabada a fuego en mi memoria. Nunca he sabido que pasó con esa colección, como tantas otras cosas... Por supuesto me acuerdo de él siempre que veo un cencerro, pero más cuando entro a proveerme de variantes y encurtidos en Aceitunas Jiménez, que siguen trabajando el mejor género de El Rastro y de Madrid. Aún me recuerdo a mi mismo de puntillas oliendo el vinagre de la tinaja de barro de las cebolletas.

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En la veintena más o menos, iba principalmente a buscar ropa molona entre los montones de ropa de segunda mano en la plaza General Vara del Rey y a comprar cachivaches, discos, tebeos, revistas para maquetar mi fanzine, y juguetes, principalmente de los 70´s y 80´s. La mayoría de las veces, como continuación a una noche interminable por Malasaña, cuando cerrábamos el Agapo de la calle Madera y enfilábamos el camino hacia Cascorro; lo que originaba que el criterio a la hora de comprar cosas brillase por su ausencia, llegando a casa con objetos de tintes surrealistas como cabezas de maniquíes, cajas de Juegos Reunidos Geyper sin la mitad de las fichas, fundas de discos con vinilos en su interior que no se correspondían, chupas tres tallas más pequeñas o ejemplares incompletos de la revista Mundo Joven, El Caso, Rock Espezial...

Ahora lo que me gusta es ir con mis hijos. Levantarnos pronto y empezar un ritual que se repite cada domingo, una foto en el fotomatón de la calle de la Ruda, unos churros o unas porras en la CHURRERÍA SANTA ANA que lleva abierta desde 1895 haciendo arte con harina de trigo, agua, aceite de oliva, sal y azúcar para espolvorear. Después comienza la pesca, como le gusta llamarlo a Carlitos, es decir la acción de búsqueda de tesoro que conlleva todo un proceso. Primero la identificación del objeto visualmente, cuando lo intuyes de lejos, te acercas, lo miras y lo coges, compruebas su estado, sopesas el índice de necesidad que tienes de él (en este caso mi nivel de aceptación sigue siendo bajísimo, para disgusto de Irene, mi santa esposa) y terminas con el poético regateo.

Nuestras principales zonas de acción, son la calles Mira al Río y Mira al Sol, las que tienes que subir y bajar al menos dos veces, dedicando cada una de ellas a profundizar en los puestos de la derecha o de la izquierda, nada de zizaguear, eso es de aficionado. Breve estudio de campo por la calle Mellizo y sus alrededores, dedicados principalmente a lo que huelen: a libro viejo, para terminar siempre en la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, más conocida por la plaza donde se intercambian cromos de todas las colecciones desde siempre, quizá mi sitio preferido de la zona, con el charlatán que vende pela-patatas, el puesto especializado en casettes, el de los cómics, algún evangelista despistado intentando colocar una Biblia, el poeta del Atleti y cientos de niños, con un taco de cromos en la mano, vociferando “Si le, si le…”

 Toda esta historia viene a colación porque el domingo pasado, me compré allí una foto original de LAS CHINAS, la banda femenina madrileña de los primerísimos 80, fechada en 1981 y obra de Antonio Tiedra. Aparte de hacerme inmensamente feliz, provocó cierto movimiento en mis redes sociales y me puso en contacto virtual con una de sus componentes, Miluca Sanz, cosa que me emocionó muchísimo (es lo que tiene ser fan...)

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 Este domingo, paseando por la plaza, Pepe, el señor que me vendió esa foto, me ha llamado desde su silla de mimbre en la que lleva sentado más de 60 años vendiendo cachivaches y me ha dicho : “¡Carlos que he encontrado más fotos de las punkis esas!”, y me ha sacado un sobre con más fotografías de la misma sesión... “Dame lo quieras, esto tiene que ser tuyo, sólo porque vuelvas a poner la  misma cara que pusiste el otro día..” Indescriptible lo que me ha provocado ese ejercicio de generosidad por su parte. Además aprovechamos para charlar un rato, el tiempo amenazaba lluvia, pero me aseguró que él iba allí aunque nevase o hiciera cuarenta grados, “El Rastro es su vida” apuntilló su hija. Le he pagado, no voy a decir cuánto, eso sería una ordinariez, he apretado fuerte la mano de mi hijo, y he tomado dirección hacia LOS CARACOLES, en la Ribera de los Curtidores, al lado de la Plaza de Cascorro, donde solemos finalizar nuestras expediciones, solos o en compañía de algún amigo que se nos une, para recapitular y dar cuenta de los tesoros conseguidos, entre cañas bien tiradas, tapas de callos, riñones al Jerez, caracoles y zarajos. Con el suelo mullido a base de servilletas, cáscaras y restos. Con la sensación de estar en el auténtico kilómetro cero del corazón de Madrid, damos por terminada una nueva jornada en el paraíso….      

FLAMINGO, 2002.

Hace unos días nos dejó Rafa Fustes. Un personaje singular sin el que sería imposible entender la historia de Malasaña en los 90. Empezó en la barra de LA VACA AUSTERA, donde entre otras cosas, fue el primero en apostar por  mí y por mi fanzine SUBTERFUGE. Aún recuerdo como si fuera ayer, cuando casi sin preguntar, simplemente enseñándole cuatro textos artesanalmente maquetados, me soltó cinco mil pelas para empezar a financiarlo. Allí nunca faltaba su cariño, su atención y por supuesto cervezas cuando la economía no daba para más. Después vino el CAFÉ EL SOL en la Plaza del Dos de Mayo, donde celebré el tercer aniversario de SUBTERFUGE, con un plantel de lujo: a los platos Iñigo Munster y El Profe. En el escenario THE CHAPPELFIELDS (Luis Calvo/Elefant Records y Joako Ezpeleta), junto al debut mundial de ¡¡¡LOS CORONAS!!, en esa época THEE CORONAS. Rafa, entusiasmado, lo dio todo, haciéndonos pasar un día increíble, arropados por su generosidad y hospitalidad. Después vendría el FLAMINGO o el FLAMIN de la calle de La Palma, que durante mucho tiempo sería el cuartel general de los Subters: El Rana, Mikel, Gorka, Gema, Irantzu, Tomas, Pepeíllo, Cristina, Mario, Magala… y de grupos como LOS ENEMIGOS, LOS PLANETAS, NADA SURF, DOVER, LOS DEL TONOS,  UNDERSHAKERS, SINIESTRO TOTAL, DEF CON DOS, LOS FRESONES REBELDES. Escritores, cineastas como ALEX DE LA IGLESIA, periodistas, promotores y  disqueros en general, como mi querido Javier Liñán; que junto a Bibiana conformaban un paisaje permanente, donde siempre te encontrabas a alguien con él que hablar de música y de la vida…. Aún desolado por la despedida de Rafa, y con el propósito de mantener vivo el recuerdo de alguien tan genial, recupero un texto que escribí en su día para la guía METRÓPOLI de EL MUNDO, encargo de mi amigo Carlos Moral, sobre EL FLAMIN, después de su cierre tras una auténtica persecución policial. Lo recupero porque me remonta a una época que recuerdo con mucho cariño, como él que siempre profesé a Fustes. Un par de apreciaciones: una, el título fue cosa del editor y la otra, jamás utilizaría hoy en día el término canalla. Va por ti Rafa, por Montse por tu familia y por todos los amigos con los que tan buenos ratos compartimos allí.

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Flamin, no te olvidamos

Publicado originalmente en la revista Metrópoli de El Mundo, nº 609 (del 25 al 31 de enero de 2002)

El pasado 5 de enero cerró sus puertas otro bar. Esta vez le tocó al Flamingo, mítico bar de la Malasaña más canalla. Abierto hace 12 años, fundado y capitaneado por el pucelano, y malasañero de adopción, Rafa Fustes y su compañera Montse, sus puertas fueron precintadas por imperativo legal, tras ser durante años centro de la diana de inspectores municipales, sádicamente motivados para rastrear la minina incidencia, amargar la existencia a más de uno y, por qué no, sanear las arcas del municipio con incomprensibles sanciones.

El Flamingo, El Flamin, fue durante una docena de años centro de reunión ineludible de amantes de la buena música, una buena cerveza y horas de aceleradas conversaciones entre amigos, colegas y desconocidos llegados de aquí y de allá, atraídos por la leyenda de un bar que, si bien no reunía las reglas básicas del confort, ni se adscribía a tendencia decorativa alguna, te proporcionaba todo aquello que precisa una buena noche. Eso si, siempre bajo la atenta mirada de enorme reloj rosa, que tantas veces nos mandó a dormir a golpe de manecillas, preludio, en muchos casos, de una irremediable entrada en talleres para una necesitada recuperación.

Fue parada y fonda de decenas de grupos de todo el planeta y, por supuesto, de la flor y nata de la escena estatal, y más de una banda se fraguó en esa barra. Comunión que se materializó con la edición el año pasado de Flamingo All Star, un excelente disco coordinado por el propio Fustes y Tomas Heredero  (otra pieza clave en el desarrollo del Flamin los últimos años) donde grupos como Los Enemigos, Dover, Mercromina, Dr. Explosion, Clovis, Los Planetas, Undershakers, Nada Surf o Gigoló Aunts, entre otros, ceden temas exclusivos, cuyos beneficios serían destinados a una obligada remodelación que no dio tiempo a realizar. También directores de cine de postín, críticos musicales, rockeros trasnochados, fashion victims despistados, fanzineros, discográficos, dibujantes de cómics o flamencólicos han desgastado su barra, sufrido colas en los aseos y embadurnado de nicotina sus paredes.

Eran cuatro paredes pero la sensación es como cuando un amigo se marcha para siempre, llega el momento del desconcierto, de buscar ese calor que tardará en generarse en otro sitio. Cerraron el Flamin, cerraron otro bar, pero siempre nos quedará su recuerdo y recordar, de momento, no está prohibido. Carlos Galán es fundador y director del sello Subterfuge.

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HARE KRISHNA, HARE…

           Vale, hay cuatro cosas que he hecho o que me han pasado, que seguramente me pueden convertir en alguien especial; me ha mordido un delfín (concretamente una delfina llamada Jennifer), le he dado la mano a una persona que ha estado en la Luna (a Buzz Aldrin, uno de los compañeros de Neil Amstrong) y he bajado 7 pisos en un ascensor junto a Henry Rollins (yo con resaca, él en plenitud muscular). Sin duda, tres acontecimientos que al menos confirman un grado de experiencia vital por encima de la media. Pero ninguna de las anteriores supera a la cuarta: he editado a un grupo Hare Krishna. Es más, no sólo publiqué un disco, sino que conseguí que anunciaran por televisión una bebida refrescante…

            Año 1997, el boom DOVER comenzaba a expandirse y por la oficina de Augusto Figueroa pasaban constantemente amigos y conocidos a pasar el rato. Uno de ellos era Jose, bueno, en esa época ya era “Bhagta Jose”; un cántabro simpático, amante de la música a rabiar, y que había decidido encauzar una vida un tanto desordenada bajo el influjo de Krishna. Vivía en el Centro que tenían, y tienen, en la calle Espíritu Santo, a donde yo y la gente de Subterfuge (Gema, Gorka, Pepeillo, Mikel, Tomazeusky…), nos acercábamos a comer algunos días sus ricos menús veganos, en esos días ofrecidos a cambio de la voluntad; y a escuchar y cantar -descalzos por cierto- unos mantras junto a ellos, cosa que nos divertía muchísimo. Allí también vivía Surabi, un ex yonki del extrarradio barcelonés, de la época dura de la heroína, con el que personalmente hice buenas migas. Le caía bien, siempre me daba las raciones más copiosas de comida y compartía conmigo un bote de especias ultra picantes que guardaba cual tesoro.

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            Un día Jose apareció por la oficina, y además de traernos unos pastelitos que hacían ellos mismos y sobre los que especulábamos sobre su composición, trajo un cd con dos canciones de un grupo de devotos de Krishna llamados UNDROP. El grupo era un trío, dos hermanos suecos Thomas y Stephan, junto a un abulense llamado Antonio. El disco incluía ese hitazo instantáneo que era Train. Fue escucharlo y engancharnos totalmente. Recuerdo que sé lo envié vía mensajero a Javier Liñán, que trabajaba en Warner Chappell, la editorial con la que coeditábamos y me llamó automáticamente; justo estaba reunido en ese momento con Fino Oyonarte, y estaban flipando con el tema.

           Era la época en la que empezamos a trabajar - vía nuestro amigo Oscar Sanz y la agencia TIEMPO BBDO - en varias campañas del grupo Pepsico, como Pepsi, Radical Fruit etc. así que Santiago Menéndez, responsable en Chappell del tema de licencias les envió el tema rápidamente.

            No tardamos en recibir noticias de la agencia, les había encantado y querían hablar con nosotros sobre un spot que se iba a hacer de manera inminente, y en el que la canción les cuadraba totalmente, así que cerramos una reunión. Menéndez y un servidor nos acercamos a las oficinas de Tiempo, allí nos contaron que era una campaña de Pepsi, que querían utilizar el tema y que además, querían que el grupo protagonizaran el anuncio. Todo OK excepto una cuestión: eran devotos Hare Krisnha y vivían y actuaban como tales. Entre otras cosas, renegaban de las marcas comerciales de cualquier tipo, y desde luego el uso y disfrute de bebidas refrescantes gasificadas de manera artificial, no entraba en sus parámetros de consumo. Pero había que intentarlo.

            Lo primero fue cerrar una reunión con ellos, Bhagta Jose - que ya se había cambiado el nombre a Jaramara-  y Surabi en el centro de la calle Espíritu Santo. Allí les expliqué la propuesta y en un principio se mostraron reacios, aunque dejaron una puerta a abierta a tener una reunión con los creativos de la marca, y así lo hicimos. Organicé una reunión en su oficina, con una mesa gigante de juntas: a un lado yo, la representación Hare Krishna con sus túnicas y su pachuli, y Santiago Menéndez; del otro lado, los representantes de Pepsi - gente brillante como Elena Cabrero y Aurelio Antuña- y los de la agencia; y en medio de las dos comitivas, en el centro de la kilométrica mesa, una bandeja llena de latas de Pepsi. Empezó de manera tensa y el panorama era bastante surrealista, por un lado las túnicas naranjas, por otro las corbatas. Yo lo veía todo bastante complicado, pero de alguna manera el diálogo empezó a fluir, y lo que al principio era una negativa bastante tajante, empezó a cambiar cuando se empezó a hablar de las características de la campaña, donde entre otras cosas, se respetaría su condición religiosa, lo que vieron como una oportunidad de difundir su credo a través de las ondas catódicas. El interés mutuo se rubricó en el momento en el que Stephan, el batería, repto por encima de la mesa, cogió una lata de Pepsi, la abrió y empezó a beber para algarabía de todos presentes.

            Pero había que solventar otro escollo, había que pedir permiso a las altas instancias Hare Krishna españolas, así que un buen día de invierno -lo recuerdo por el frio increíble que pasamos- me dirigí junto a Jonnhy Canut, que ejercía como nuestro abogado en esa época y Jaramara; a la granja que tenían en Brihuega (Guadalajara) y que era algo así como su Vaticano particular. Después de seis horas de charla, intento de adoctrinamiento, mantras y risas, nos fuimos de allí con el permiso para poder seguir adelante.

            A partir de ese momento todo se produjo a la velocidad de la luz. Se realizó el spot que quedó fantástico. Se edito un recopilatorio titulado “Generation Next” que fue un exitazo y  recuerdo un día en el que vi correr a UNDROP por la Gran Via, saliendo de MADRID ROCK donde habían firmado su disco debut “The Crossing”, perseguidos por ordas de fans enloquecidas.

En unos meses combustionó todo: el grupo optó por irse a una multinacional, Pepsi cambió de estrategia y tiró la toalla ante Coca-Cola y el bueno de Surabi se fue a la India con lo que había ganado como road manager de la banda, donde recuperó viejos hábitos y murió de sobredosis. Thomas, el cantante, ahora es Tirta Kirthi y es la mano derecha de Macaco. Sin noticias de Stephan y Antonio. Jaramara, que ejerce como Hare Krishna a tiempo parcial, sigue estando en mi agenda de buenos amigos y aunque hace años que no me paso por el centro de  Espíritu Santo, quizás lo haga en breve, seguro que me asaltan más recuerdos. Recuerdos de un momento en el que fui capaz de fusionar, religión oriental extrema y pacifista, con agresivo mercantilismo americano neoliberal…..¡¡¡Hare Pepsi!!! Así, con dos…

FOTOCOPIAS, GRAPAS Y PEGAMENTO

Me invitan a Delia, la fantástica tienda de música de la calle Delicias 19 de Madrid, a participar en una jornada dedicada a los fanzines, concretamente bajo el nombre de “FANZINES Y CONTRACULTURA”. Me hace una ilusión tremenda; por un lado por poder compartir mi experiencia al respecto en un lugar tan singular y por otro, porque me han pedido les deje parte de mi colección particular para que sea expuesta ese día. Acceder a ella supone una apasionante sesión de apertura de cajas y cajas, de donde voy rescatando números de Clan Orate, Big Hoss, Ansia de Color, Soy tan feliz que me cortaría las venas, Mierda pa tu Serebro, Spanis Sico, Burp!, Quatermass, Fan Comic, Ojalá te Mueras, Underground Scene, TMO, Las perdices vuelan solas, Flashy Pigs, Flamin Star, Komer Karne Humana, Vómito, Cólico Miserere, 2000 Maníacos, Desconcierto, Potencial HC, Retorno a las cavernas, Paté de Marrano, Pussycat, Rebelión en la Granja, Rock Indiana, The Reserve, 32 Pistas,Twang City, La Parturienta, Morgue 47, Dejad que las niñas se acerquen a mí, Euforia, Harlem, El Piolet De Troski, Punk!, F.B.I etc… una buena dosis de ácaros y una avalancha de recuerdos, no sé cuál de las dos cosas hace enrojecer más mis retinas.

Siempre me atrajo el formato fanzine, incluso cuando no sabía ni lo que eran. Con 8 o 9 años hice una especie de gacetilla familiar, un único ejemplar, que bajo el epígrafe de LOS GALÁN, recopilaba anécdotas del entorno familiar, es decir, si Natalia nos había cascado o Iciar había reptado por las paredes (cosa que hacia habitualmente, era la única niña del mundo que cuando se escondía, en vez de meterse debajo de la cama, subía al techo y ahí se quedaba un buen rato cual murciélago) y donde había espacio para la reivindicación social en forma de petición de aumento de la asignación familiar y unas tiras de cómic que hacia inspiradas, más bien fusiladas, en las historias de Josechu El Vasco que publicaba el TBO. Supongo que fue un entretenimiento de fin de semana y aunque no conservo el incunable de esa entrega (lo hice trizas, muy a mi pesar, en un ataque de ira), permanece inalterable el recuerdo de la acción y como voceaba por el pasillo la aparición de este primer número.

Años después empecé a conocer, desde la distancia, la existencia de estos órganos de expresión alternativa, realizados con ilusión y compromiso, a base de fotocopias en la mayoría de los casos, y enfocados más que nada en la autosatisfacción personal de poder hablar de las cosas que sólo a ti y a tu entorno más próximo, interesaba. Así conocí  96 Lágrimas, Penetración, Mental, Deoido, Cadavaer Exquisito, Rokoko, Melodías Destruktoras, Carlinsky, Ansia Languida, Zoo-Lógico, Banana Split, La Peste, Estricnina, Embajada Libia, El Punk! de Manolo UVI y más tarde otros que tanta importancia tuvieron en mi vida como eran Romilar D, La Herencia De Los Munster, Shout!, Mamorro, Atxuko, Nervous Breakdown, Stamp, La Marabunta, Ansia De Color o Big Hoss. Eso sí, el primero que me compré, fue en Murcia, año 1984 y que se llamaba De Luto Riguroso, de él, entre otras cosas, asumí el formato medio folio doblado, como el formato fanzine por excelencia y al que nunca renuncié. Nunca supe quien lo hizo, me encantaría algún día poder hacerlo y darle las gracias, fue tremendamente inspirador.

Después de tibios acercamientos al formato con aventuras efímeras como La Inkordia o Kompresa Raida, y otras más longevas como DIARREA REAL, con cuatro entregas, en junio del 89 aparece el nº 0 de SUBTERFUGE (“The Bloody Groovy Fanzine”) con título de canción de Los Macana y de alguna manera el germen de todo lo que sucedió posteriormente, aunque siempre en deuda con todo lo que había hecho anteriormente.

Como casi todo el mundo, tuve mi momento vocacional con el mundo del periodismo, que afortunadamente me duró poco. Eso sí, siempre me ha gustado investigar, la arqueología musical, y en esos primeros apasionantes momentos, disfrutaba haciendo entrevistas a grupos de las antípodas que tardaban meses en contestar, acceder a enciclopedias de cine para hablar de nuestros héroes del celuloide, investigar en el underground mundial, intercambio epistolar con gente como Jello Biafra, contactar con dibujantes de cómics o con grupos emergentes. Todo ello culminado con el momentazo irrepetible que suponía la fase de maquetación, donde a base de pegamento en barra, tijeras, ampliaciones y reducciones de fotografías y fotocopias, regla, rotuladores, revistas para coger tipografías o cantidades industriales de Letraset, suponía tardes de entretenimiento insuperables. De hecho, creo que era la fase donde más disfrutaba, y es que siempre he sido, en el aspecto fanzinero, tanto del continente como del  contenido. Considero que mi obra culmen, y desde las más absoluta modestia, es la maquetación que va entre el nº 1 y el nº 8 de Subterfuge, en los que conté un aliado de excepción, una fotocopiadora láser que había en una tiendecilla de la calle Luna, donde me pasaba horas y horas aumentado y disminuyendo fotos extraídas del Famous Monsters of Filmand , Fangoria , Psicotronic. Maximun RNR y otro montón de revistas de género, libros de cine de distinto pelaje, ejemplares de El Caso o Noticias del Mundo. Además de generar tramas y fondos para los artículos, extraídos de diseños de camisas o camisetas, cajas de embalaje… Las bolsas, el papel de envolver y los catálogos de Almacenes Arias eran oro.

Eran tiempos de hacer fanzines, pero ya de pensar en editar discos. Cómo ya lo había hecho Juan Hermida, héroe y personaje a reivindicar para entender todo que ha pasado, con Romilar D, o Iñigo Munster con La Herencia De Los Munster en primera instancia, y posteriormente Munster Records. Luis Calvo y la Línea Del Arco después Elefant, y más tarde Soda Pop de la gente de Siesta o Malsonando germen de Acuarela.  Siempre que hablo con alguno de ellos, llegamos a la conclusión de que esa época de fanzines y distribución alternativa, fue una época especial, sobre todo teniendo en cuenta la evolución de los tiempos. Época pre-internet, pre-ordenador, pre-digital, pre-photoshop, pre-todo. Aun recuerdo la llegada del fax a nuestra vida, similar a la llegada del hombre a la luna y como El Rana y un servidor en la oficina de Hortaleza 70, nos quedábamos embobados viendo como salía el papel térmico del aparato.

La distribución absolutamente artesanal, salía con la mochila repleta desde El Parque de las Avenidas, y recorría bares y tiendas de Malasaña para su venta. Sitios donde no solo lo vendían sin llevarse una comisión, si no que enciman te apoyaban con publicidad y cerveza gratis. Imposible no acordarme Rafa Fustes y de La Vaca Austera, David Krahe  y La Vía Láctea, Jonnhy y El Nueva Visión, Juankar y el Muga de Bilbao, Pepe Ugena y Record Runner, los Javis de Discos Del Sur, Yampo y Pilar de El Malandro, Cesar Strawberry y El Legado Social, Poli y La Iguana de Hernán Cortés o  los hermanos Morán en el Maravillas,  la gente del Ramonas donde trabajaba mi querido Ramón Saralegui, el Jam donde pinchaba musicón Suso 77 o el Klash de San Marcos.

También hacíamos intercambio con fanzines de otras ciudades, con Txema Agiriano de Bilbao y su fantástico Mamorro, con Gaby de Palma y el Morgue 47, Las Flores Del Vertedero de Alberto Lodeiros, el Rowed Out, Atxuco, Neurótica , los zaragozanos Desconcierto con el inolvidable Casas al frente, Kick Out The Jams, 3D, Satge Dive o el donostiarra, y uno de mis favoritos, Magic Bus, preludio de esa maravilla en forma de tienda de discos irreductuble que se llama Beltza, sita en la parte vieja donostiarra.

A partir del nº10 de Subterfuge empecé a delegar el aspecto de la maquetación, indudablemente para mal: se perdía el aspecto artesanal en pos de las nuevas formas, vía programas informáticos que le hicieron perder parte del encanto sin duda. A  nivel editorial sí que fue mejorando la cosa, delegando la dirección del fanzine primero a Jose F. León, posteriormente al tándem sicotrónico que formaron Pablo Gil y Mario Vaquerizo y que culminó en los últimos números y entregas en incombustible agitador cultural y multidisciplinar que es Borja Crespo. Aunque en los últimos tiempos me distancié y se convirtió en una referencia más del catálogo, siempre me hacía sentirme bien observar que el inicio de todo lo que supuso a posteriori, se mantenía vivo. De hecho, hasta en casa he jugado a hacer fanzines con mis hijos. Tras el nº 26, sobre el año 2000, no volvimos a editarlo, aunque siempre con esa sensación de criogenización, que quizás provoque la aparición de un nuevo número, el 27….no sé, en el 2019, se hacen 30 años de la edición del nº0, quizás sería una buena ocasión… ¿qué no?  

MÚSICA ANTIGUA

Hace un días, mi hijo Nicolás vino a casa con un amigo.  Al llegar al salón y ver la colección de discos, exclamó: “A mi también me encanta la música antigua”. Mi primera reacción fue naturalmente una sonrisa y, joder, cierto desasosiego

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 Todo esto ha coincidido con la lectura de un libro fantástico, “En busca de los discos perdidos” de Eric Spitznagel, una apasionante odisea autobiográfica, en la que el autor se dedica a recorrer Estados Unidos en busca de los discos -las copias originales- que en su momento vendió para costearse caprichos post adolescentes. La trepidante historia, sirve también para hacer varias reflexiones sobre tu propia colección de discos, el recuerdo de tus primeras escuchas, las primeras visitas a las tiendas de discos, el conocimiento de cada uno de los surcos de tus discos favoritos; dónde saltaba o dónde estaba rayado. Y por supuesto esa primera canción que compartiste con ese amor de verano. Un divertido relato firmado por alguien que asume una adolescencia permanente, con la me identifico totalmente. Un libro con evidentes reminiscencias a “Alta Fidelidad”, pero con personalidad propia. Absolutamente recomendable si te gustan los discos y leer sobre música.

Si tengo un bien preciado, con el que disfruto simplemente con mirarlo, es con mi colección de discos. Más de 30.000 referencias en distintos formatos. Toda una vida comprando discos. Empecé, como todos, heredando los discos de mis padres , que vinieron acompañados del tocadiscos COSMOS del que me apropié un día. Singles de POP TOPS,  BILL HALEY & THE COMETS, LOS BRAVOS y DEMIS ROUSSOS de mi madre , y otros  de MANUEL GERENA , PACO IBAÑEZ o JOAN MANUEL SERRAT de mi padre. Todo me valía , y a todos les dediqué tiempo. Principalmente a la BSO de “GREASE”,  en plena competición con mi hermana Natalia, un par de años mayor que yo, y que ya tenía sus propios discos, comprados por ella, de SUPERTRAMP y de los  RAMONES.

Mi primera adquisición fue  “Regatta du Blanc” de THE POLICE, comprado en DISCO COMIC de San Sebastián, en 1980, cuando mi familia y yo vivíamos allí (y de lo doy buena cuenta en un post anterior de HORROR VACUI titulado con el nombre de la tienda). Ese día permanece en mi retina inalterable, igual que cuando acompañé a Natalia a DISCOS UGARTE, en la calle Urbieta, a comprase el “Queen Jazz” de QUEEN; la primera edición, la del póster con las chicas ciclistas en pelotas. Era la época del primer Donosti Sound, difícil pensar en ese momento que acabaría reeditando las canciones de PUSKARRA, cuyos carteles poblaban la tienda y las paredes de la calle.

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Después vinieron viajes a Biarritz para traerme discos de TELEPHONE y PLASTIC BERTRAND. La vida es lo que tiene y por circunstancias nos fuimos a vivir a Murcia, mudanza incluida, donde algún tebeo se quedó por el camino, pero por supuesto ningún disco. Allí dediqué horas y horas a manosear las cubetas de DISCOS ZONA (años después me enteré que uno de los propietarios era el mítico periodista murciano Ángel Sopena) y allí compré el primer disco que regalé a una  chica, esos primeros amores efímeros que te marcan. Carlota se llamaba. Era el single de “Yo para ser feliz quiero un camión” de LOQUILLO Y LOS TROGLODITAS haciendo dueto con ALASKA, e ironías de la vida, poco después me dejó plantado por un tipo del instituto que se llamaba Jacinto, que cantó y le dedico “Rock and roll Star”, también de El Loco, en una fiesta de fin de curso. Tardé por lo menos tres días en digerirlo.

También en Murcia pasé horas en casa de un chaval, no me acuerdo de su nombre, que sólo tenía un single,  si, si, lo que digo, sólo uno pero que nos encantaba. Era el primer EP de CÓDIGO NEUROTICO, el de las Malvinas y Mickey Mouse, que machacamos hasta casi su destrucción. Eran tiempos de efervescente fascinación por el Punk y de pasarse horas escuchando una canción en forma de loop. Yo aporté a esas sesiones el “Enciende mi motor” de ESPASMODICOS, “Cazadora de cuero” de FARMACIA DE GUARDIA y el “Never mind the bollocks” de los SEX PISTOLS que mi hermana me trajo de UK , lo que me dotó de cierta notoriedad durante un tiempo. Tener una buena colección de discos, superior a cinco, ya te daba un cierto rango, y ciertos privilegios en las fiestas. Claro, que posteriormente, en Alicante, comprobé  que nada era comparable con la colección de discos de Eugenio: los primeros singles de LOS NIKIS, LAS VULPES, EL PECHO DE ANDY, CRAMPS, DECIBELIOS, el “Corazón loco” de GLUTAMATO YE YE  y hasta el sofisticado 7” de FRACCION DEL EJERCITO ROJO, que escuchábamos como si en la clandestinidad del franquismo nos encontráramos (corría la leyenda de que tenían una especie de chip controlado por la policía, y coño, en esa época la policía daba mucho miedo). Eugenio siempre fue un tipo generoso y agradable y extremadamente hospitalario (podías pasarte una semana en su casa tranquilamente) aunque como en todo, pagabas un arancel, que era cuando le daba por “interpretar” temas de los DAMNED a lo FURA DELS BAUS que tenías que presenciar con estoica actitud de espectador. Él y su colección de discos, siempre eran sinónimo de grandes momentos inolvidables.

Ya de vuelta en Madrid, con SUBTERFUGE incipiente, RECORD RUNNER se convirtió en uno de mis sitios favoritos del planeta, a pesar del particular carácter de su dueño, un tipo realmente importante para la historia de la música patria, Pepe Ugena; que era compensado con el carácter más afable de sus colaboradores Ladis y José Luis De La Peña “El Chori”, bajista de LOS ELEGANTES.  Además de estas particularidades, hace poco comentaba con mi amigo El Rana, los precios desorbitados que algunos de sus discos tenían. De esa época tengo una fantástica colección de 7” de los HARD ONS que conseguí con sangre, sudor y miles de pesetas.

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En DEL SUR pasaba también buenos ratos con los “Javis”, uno era rocker y otro poppy, y sabían un huevo de música que compartían recomendando con acierto.

DISCORROLLO en Arguelles y, por supuesto, ESCRIDISCOS, en la época de Pepe Escribano, la primera persona que compró en firme una referencia de SUBTERFUGE y que siempre lo he tenido como un acto simbólico y de generosidad; que en su momento valoré y me animó, cuando la perspectiva de pasarme el resto de mi vida, repasando depósitos empezaba a coger forma. Para mi felicidad y la de generaciones posteriores, la tienda sigue abierta, ahora en manos de Alberto y su socio, dos tipos estupendos, amantes de la música, pero sobre todo de los discos, del vinilo.

El vinilo es sin duda el formato con el que más he disfrutado, disfruto y disfrutaré. La ceremonia de abrirlos, de colocarlos en el plato, posicionar la aguja, disfrutar con la portada y con sus créditos o sentir en vena el crepitar del surco, son sensaciones que sólo el plástico negro te puede dar. Eso si, no soy purista ni mucho menos, y tengo muchos CD o cedés con los que también he disfrutado de lo lindo y que me gusta ordenar, archivar o clasificar. Sobre todo ahora, en la era del streaming y las plataformas digitales, con muchísimas ventajas de cara al conocimiento y acceso a todo lo que quieras escuchar, pero aportando esa pérdida de apego al objeto, al formato, que considero parte de la experiencia de escuchar y poseer música.

Me gustan mis discos, y si algo detesto, es que me los toquen…Hace poco un amigo, de esos a los que se quiere de verdad, pasó una temporada en casa por distintos motivos. Le abrí la puerta de nuestra casa para que la disfrutara como si fuera suya y se portó de maravilla colaborando en todo, intentando molestar lo menos posible o preparando opíparas cenas. Pero nada es perfecto, y por alguna razón, noté cierta obsesión por mi colección de 7”; un día empezaba a manosearlos, a sacar alguno, a hacerme algún comentario con alguno en la mano del tipo “He visto que de este tienes dos copias”, “o esta referencia cuesta una pasta en Discogs”, “ tu es que eres más de LP que de 7””, todo soportable hasta el fatídico día que le vi cómo, literalmente, empezaba a sacar tacos de discos, de veinte en veinte, y volviéndolos a meter sin demasiada precisión. Empecé a sufrir convulsiones, a ver huecos por todos lados…..lo hubiera estrangulado!!!, ahí mismo, sobre mi colección de singles de STAX. Se lo expliqué de manera contenida, deseché la violencia, y conseguí dos cosas, que mi colección volviera a la normalidad, y que la amistad triunfara sobre la afrenta. Afortunadamente, sigue siendo uno de mis mejores amigos.

Eso si, compartirlos con mis hijos es el placer máximo. Que Nicolás ponga a MINOR THREAT implica que Carlitos se active al grito de ¡¡Baile loco!!, una especie de pogo casero e Irene, mi mujer, corra a pedirnos que bajemos el volumen.

Sigo adquiriendo discos, este verano en Zarautz me hice con un importante alijo de referencias del sello cristiano PAX (un intento del Vaticano de “modernizar” la iglesia tras el Concilio Vaticano Segundo ) al que Luis de BELTZA RECORDS, la tienda de la parte vieja donostiarra, me enganchó. De Colombia me traje referencias increíbles de LA FANIA, GATO BARBIERI, JOE MADRID y otros míticos de la salsa. Mi amigo Cesar Sánchez, murciano y erudito, me ha puesto al dio con reliquias del pop murciano como ACEQUIA, TODOS Y LA CHICA y LOS FANATICOS. En unos días me voy con Irene a Lisboa, y por supuesto, la hoja de ruta, incluye algunas tiendas de música antigua….

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BARES

El otro día me hacía eco, vía mis RRSS, del cierre de EL ALMIRANTE. Un bar de la calle del mismo nombre, aunque tenia apellido “De los bocadillos”, a escasos metros de la oficina de Subterfuge, y donde los últimos 20 años he pasado grandes y pequeños, momentos. He celebrado firmas de contratos, he negociado otros que finalmente no cuajaron, y he entrevistado a personas que trabajan conmigo (no hay mejor CV que saber disfrutar de una cerveza en compañía). He escuchado propuestas honestas y deshonestas, he pasado horas inolvidables con amigos, con Irene, mi mujer y he visto crecer a mis hijos a medida que conquistaban la altura de la barra, o cambiaban el hábito de la patata frita a la aceituna. Allí vi a Angelito hacer bocadillos hasta su jubilación; empezó en 1978, Argentina conquistaba el Mundial de Fútbol , y él empezaba a meter boquerones entre pan y pan, en una barra en forma de isla, de la que hablaba con orgullo incondicional.

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Al otro lado de la barra, la complicidad de Paulino Lloret, el camarero más fetén que jamás he conocido: por madrileño, sabio y profesional. Desde que bajaron la persiana para siempre, ya eché de menos esa terapia diaria con el, esas cañas comentando la jugada del día, el partido del domingo , o los chismorreos del barrio. “Afterwork” lo llaman ahora…

Compruebo con dolor, que no solo cierra EL ALMIRANTE, si no que también lo hacen ¡5! más en un radio de acción de 100 metros y en apenas 2 semanas : BRISTOL, EL 4 DE XIQUENA, EL TEIDE Y AMBIGU de la calle Bárbara de Braganza o EL BORBOLLON de la calle Recoletos, donde para muchos se servía la mejor tortilla de patata de la capital. Leo artículos sobre la degradación de mi querida Malasaña arrasada sin piedad por una  especulación cuasi genocida, que han transformado lo que era el corazón de Madrid para muchos, en un parque de atracciones para guiris, y no tan guiris.

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Paseo por Bravo Murillo, desde la Glorieta de Cuatro Caminos, y compruebo desolado como ya no queda nada del barrio que fue, una sucesión de pequeños comercios, que amenizaban cada expedición a la imprenta ALG. EDICIONES DEPORTIVAS, de la calle San Raimundo, donde todas las compañías independientes fabricábamos las portadas de nuestras primeras referencias en vinilo, y que dirigía con mano férrea el temible Señor Piñeiro. Actualmente apenas sobreviven un par de mercerías de esas que se resisten a echar el cierre a pesar de lo caduco de su propuesta en descoloridos escaparates; una zapatería de las de antes, de las de pantuflas y guatiné; e incluso una cordelería que huele ya a camposanto. Hasta el Carabanchel de la resistencia, sucumbe y transforma sus carteles de establecimientos de toda la vida, por placas de plástico impersonales. De los callos a la Big Mac, del cocido madrileño al buffet libre, de la bodega de vinos al “Todo a 100”.

Hace poco estuve en Vallecas. La Vallecas de Pablo Iglesias, Felines y Quique Peinado, junto a mi hijo Nicolás, para aprovisionarnos de vinilos en “Potencial Hardcore”, la tienda del incombustible Fernando Márquez. Al salir, tuve que andar más de 300 metros hasta encontrar un bar decente, con cerveza decente donde repasar los tesoros encontrados en las combativas cubetas.

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Con mis grandes amigos El Rana y Javier Liñán, he desgastado muchos metros de barras que ya no existen, y otro tipo al que aprecio de verdad, Carlos Cavestany , me confirma el cierre de EL BRILLANTE de Eloy Gonzalo,. LA TASCA SUPREMA de la calle Argensola nos deja un poco más huérfanos y la cervecería SANTA BARBARA de la calle Goya, a donde tirar cerveza era un arte, ahora es una tienda “Orange”. Ah, olvídate de los mixtos de Nebraska, el bocata de calamares de CORRIPIO o de las tortitas de MIAMI (si abuela…), la oreja a la plancha de CASA HIGINIO en la calle Príncipe, o la mala leche de los camareros de los café CAFÉ COMERCIAL, que lo han vuelto a abrir con el mismo nombre, pero sin la solera de antes, más cerca de la madera decapada y la bicicleta, que de la barra de estaño y el sifón rellenable; la tertulia sucumbe ante la wifi. Siempre nos quedará la calle Ponzano, la calle que se enorgullece, y yo aplaudo, de no tener ni una franquicia entre su selecta oferta gastronómica. La ronda más apetecible hoy.

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Leo y releo artículos sobre la gentrificación, la pérdida de la esencia y personalidad de algo tan necesario como los barrios, sobre las acciones contra el turismo invasivo, la plaga pandémica de los llamados ”Airbnb” o lo que es lo mismo, el nuevo pelotazo inmobiliario soñado por el ciudadano medio….y veo como las grandes cadenas de franquicias impersonales rellenan cada hueco, y tiemblo solo de pensar que puedan llegar a mi calle, a mi barrio, ahora mismo totalmente asediado. Lo disfrazan bajo subidas de alquiler y jubilaciones anticipadas, pero detrás hay un asedio y una persecución que culmina con la conquista. Todo el mundo tiene un precio, amigo.

También mientras todo esto ocurre, mi buen amigo Antonio Mazón, publica un recomendabilísimo libro llamado “El secreto del éxito de los bares”, una oda al sueño de montar un bar, con el propósito claro de generar un foro de encuentro alrededor de unas cañas, unos vinos o unas tapas. De lectura obligatoria para amantes de la barra, a un lado u a otro de esta.

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Supongo que la conclusión a todo sería el tópico “se acaba una etapa”, que más que consolar, ahonda más la herida. Hace poco escuché decir a un sabio que el recuerdo es bueno, pero que la nostalgia es mala. Desgraciadamente no lo sigo al pie de la letra. Paseo por muchos sitios donde los recuerdos me asaltan, la nostalgia me invade, me hace zozobrar, me cabrea e indigna. Y más qué de por cómo eran las cosas, por cómo lo son hoy.

STEREOPARTY. EL ORIGEN.

            Estos primeros días de enero, y coincidiendo con la vuelta a la normalidad después de las agotadoras navidades y que el turrón empieza a ponerse - más - duro, Subterfuge edita su tradicional STEREOPARTY. Ya un clásico de la casa; que  presenta en formato físico ( y ahora naturalmente digital) las nuevas apuestas del año, los primeros adelantos de discos esperados y resume, de alguna manera, lo que ha sido el año anterior.

            Además, da nombre a una serie de fiestas/conciertos que sirven de pistoletazo de salida de ese año en Madrid y que luego se celebran en otros puntos de la geografía española. Si tuviste la oportunidad de disfrutar de VIAJE AL CENTRO DE SUBTERFUGE, la exposición conmemorativa por nuestros 25 años,  te darías cuenta de ello a base de la cartelería que se mostraba. Será por saraos…

            De hecho, dedicaré un post a esas fiestas iniciales, en la medida de que la memoria me acompañe, como una que celebramos en la sala Revolver de Madrid en 1992, 5 bandas y la primera salir al escenario  lo hacía a las 12:30 de la noche…menudo ejercicio de locura colectiva, lo que dió de si esa noche!!!

            El primer volumen de STEREOPARTY se editó en 1995, e iba a ser, en origen, una especie de sampler que se iba a regalar en la inolvidable tienda de MADRID ROCK de Gran Vía. El distribuidor que teníamos en esa época, un personaje a olvidar excepto por esto, nos sugirió que no los regalásemos, que los discos se venden y que éste podría ser interesante, así que pasó a ser un recopilatorio puntual que llegaría todas partes. El repertorio de este primer Stereoparty  por orden de aparición : MERCROMINA, SEXY SADIE, MANTA RAY, AUSTRALIAN BLONDE, DR. EXPLOSION, UNDERSHAKERS, KILLER BARBIES, FROGGER, FURIOUS PLANET, YELLOFINN, PURR Y TOMMY CRIMES.

            Ese primer volumen se llamó STEREOPARTY, y los siguientes pasaron a ser el 2, el 3, y el 4. A partir del año 2000 dejaron de llevar un número y pasaron a llevar el año; por un lado porque lo de STEREOPARTY 2000 quedaba bien chulo; por otro por huir de otros recopilatorios como el “Caribe Mix” que cada volumen llevaba un número, editaban 2 o 3 al año y ya por entonces tenían más entregas que volúmenes la Enciclopedia Espasa.

              El nombre se me ocurrió un día viendo en mi guarida de la calle Augusto Figueroa, por decimoctava vez mínimo (se convirtió durante años en una especie de obsesión), “Un, Dos, Tres, Escondite Inglés”, la más que reivindicable e inolvidable película de Iván Zulueta. El rollo que trasmitía en ese contexto cuasi lisérgico la palabra STEREO, combinándolo con PARTY, le daba un caleidoscópico toque “Estereofónico para bailar y disfrutar” que resumía de alguna manera la intención. Si has visto la susodicha peli, comprenderás y reconocerás cada una de estas palabras y su sentido. Si todavía no la has podido disfrutar, considérate como un ser privilegiado, tienes aún pendiente un momento maravilloso.

              Para la imagen lo teníamos claro, tenía que ser MIGUEL A. MARTÍN con el que empezábamos a colaborar y, al que por supuesto, se le dio vía libre. Lo que ha aportado Martín a SUBTERFUGE en general y a STEREOPARTY en particular, es totalmente incalculable y uno de nuestros grandes motivos de orgullo. Sin duda contar con sus trazos para ilustrar la imagen corporativa de la compañía, es uno de los grandes aciertos en nuestra trayectoria.

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             Este primer volumen, supone también el nacimiento de ALEX, el niño rapado y con cuernos, descendiente de Mónica Ledesma  - protagonista del cómic de M.A. Martín “Space Between”- y en esa ocasión esgrimiendo de manera desafiante una batidora. Siempre presente en los recopilatorios (surfeando, patinando, emulando a Alex de “La Naranja Mecánica” u homenajeando a TANGERINE DREAM como el último), ha trascendido a ser algo más que el logotipo del sello. 

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             Al día de hoy 21 volúmenes, 396 canciones, más de 150 bandas o músicos y un montonazo de fiestas inolvidables, la última, en estos días que escribo esto con VIVA SUECIA, JOE LA REINA y MOW.. Del baúl de los recuerdos, por ejemplo, la presentación del volumen dos en la Sala El Sol, con unos casi desconocidos DOVER y unos primigenios MERCROMINA, y cerca de 4000 personas en la puerta intentando entrar en una sola con aforo para 10 veces menos…..nervios, calor, avalanchas, mi amigo Eugenio disfrazado de demonio repartiendo flyers. Brutal….Y también momentos críticos, como cuando Martin decidió dedicar la portada de la entrega del 2002, a un supuesto encuentro entre Bin Laden y Alex, bajo un críptico subtitulo : "Sympathy for the Devil". 3000 copias distribuidas y decenas  de quejas en la centralita de la distribuidora. Naturalmente se tuvieron que retirar las copias y sustituir la portada. Hoy, como no, es objeto de coleccionista.

           Inolvidables también los interludios que NACHO CANUT nos hizo para los primeros volúmenes, con extractos de diálogos de películas, series o programas de televisión. Precisamente ese exitoso volumen 2, editado en enero de 1997, empezaba con una frase de “El Chavo del Ocho” que decía a modo de mantra : “Al saber jugar lo llaman suerte, al saber jugar lo llama suerte….”, y que empalmaba con ese pepinazo que constituye “Loly Jackson” de DOVER. Intrigante cuanto menos y alguna explicación encontraría Iker Jiménez ¿Qué no?. Da igual, siempre fuimos de Jiménez del Oso. 

            También STEREOPARTY nos ha hecho conocer a gente especial, como Tatxo, un bilbaíno que decidir irse a finales de los 90 a surfear en Australia dejando todo atrás, y que cada año hace su pedido religiosamente de la nueva entrega. Dice que directamente le da vida y que constituye un potente eslabón con su vida anterior…siempre me emociona y si, también me inyecta una considerable dosis de envidia de la sana. SPIKE LEE se llevó una copia cuando le hizo el video a DEVIOT y lo enseño en una lista de objetos que le habían regalado en una revista de Hip Hop. A JOHNNY RAMONE se lo entregamos en mano, a JARVIS COCKER se lo dimos en Los Pirineos y una gente quiso bautizar a un restaurante con su nombre aunque nunca sucedió… A veces, navegando por la red, descubro algún grupo que se llama así.

            Siempre constituye un momento muy especial cuando se trata de recopilar todo lo hecho y de mostrar al mundo nuestras nuevas apuestas. Además, ahora da pie a una playlist donde se van incluyendo las nuevas incorporaciones. Por mi parte, un ejercicio de ilusión inalterable, que acumula recuerdos de años anteriores pero siempre con el punto de mira el Futuro.. Echar la vista atrás, activar la secuencia de la prospección nostálgica contenida, nos recarga las pilas para el mañana. STEREOPARTY supone el punto de partida, el comienzo real del año. 365 días por delante para disfrutar trabajando en lo que nos gusta, 365 al lado de la MÚSICA

CAZADORA DE CUERO

Todos tenemos esa canción especial. Esa canción que significa mucho más que unas notas y una melodía. La mía sin duda es Cazadora de Cuero de FARMACIA DE GUARDIA. Lo mucho que amo esta canción, que contrasta con lo naif y rabiosamente juvenil de su contenido, va incrustándose cada día más en mi interior y en el proceso irreversible de la madurez.

Fue la banda sonora de un momento vital muy concreto. Tenia trece años y tras vivir cuatro años en San Sebastián y los anteriores en mi Madrid natal; mi padre, después de sufrir alguna zancadilla de esas que te pone la vida, decidió empezar una nueva vida en la villa del Segura. Llegaba de una ciudad donde la modernidad empezaba a explotar, donde camino del colegio veías carteles por la calle de bandas que venían a tocar (por el empeño del inolvidable Santi Ugarte) solo allí, al polideportivo de Anoeta y claro,  a Madrid y Barcelona… como RAMONES, THE CLASH, THIN LIZZY.

 Murcia era todo lo contrario; de entrada la recuerdo gris, supongo que como los recuerdos que van macerando en tu corazón o en una caja de cartón.  En ese momento, los primeros ochenta, estaba aún muy lejos del esplendor con el que reluce ahora, como ciudad y como germen de muchas y variadas propuestas musicales. Además, la incipiente adolescencia no era precisamente la mejor acompañante para esos momentos de cambio, así que el shock fue brutal. Lo único que me ayudaba a sobrellevar aquellos cambios era mi pequeña colección de discos que conservaba como el más valioso de los tesoros.

La música ya me volvía loco y junto a los comics, configuraban mi particular paraíso. Además, el PUNK me chiflaba, como propuesta, como actitud y como estética. En aquellos días, mi hermana viajó a Londres y me trajo una camiseta de los DAMNED y el Never Mind The Bollocks de SEX PISTOLS, inolvidable lo que sentí en ese momento. La transición hacia la adolescencia había germinado y sin duda ya tenía artillería suficiente para enfrentarme al mundo, y ni el acné, ni las miradas inquisitorias de vecinos y profesores, podrían pararme.

Por aquel entonces, conocí a Juan, tendría también unos 14 años y una colección de singles que devorábamos con ansia incontenible y volumen descontrolado: ESPASMODICOS, MG 15, FAMILIA REAL, LOS NIKIS, ESCORBUTO CRONICO, LA UVI y lo que era más importante, vivía a escasos metros de un antro llamado EL TATO. Allí se reunían los punks de primera hornada: ellas, me parecían las chicas más guapas del planeta y a ellos, a los que observaba rozando la indiscreción, quería imitarlos hasta en la manera de sujetar un quinto de cerveza. Un día, apostados un servidor y mi amigo Juan, a una distancia prudencial de la puerta, (nos daba un poco de respeto entrar ) e intentando poner cara de malote, empezaron a pinchar una canción sin parar, una y otra vez. Terminaba y la volvían a poner, como un mantra, y como tal y desde ese momento,  me poseyó para siempre. Si, era “Cazadora de Cuero” y el grupo, FARMACIA DE GUARDIA, y precisamente sus componentes formaban parte de los habituales del TATO que tanto nos fascinaban. Al poco tiempo, gracias, como no, a Jesús Ordovás, tuve la oportunidad de escucharla en la radio y grabarla en cassette.

Desde entonces, cada vez que la oigo, vuelven a mi esa cascada recuerdos; De cuando dejé de ser un niño y empecé a forjarme como persona, de cuando la amistad empieza a ser algo de vital importancia, de cuando la música se me declaró como la mas fiel aliada para el resto de mi vida.

La copia original del single, que publicaron tras ganar un concurso local,  tardé mucho tiempo en conseguirla. Me fascinaba y me fascina esa portada, con la chica tirada en la cama con su cazadora de cuero puesta y la mirada perdida. Hace poco me enteré que esa chica acabó suicidándose, como SID, al que está dedicada la canción….Esa historia, la suya, la mía. Las canciones. La música.

Mas de treinta años después, aquel chaval tiene una compañía, SUBTERFUGE, y dentro de ésta, una colección, CANCIONES DESDE LA TUMBA. El próximo 16 de abril, con motivo del RECORD STORE DAY, y gracias a la generosidad de Jam Albarracín, autor de la canción y gurú musical, publica ésta y otras canciones en un precioso 7” titulado TNT PUNK POP 1982. Orgullo total. La cuadratura del círculo.