SUBTERFUGE INVASIÓN
1993, Subterfuge había cumplido cuatro años y teníamos que celebrarlo. La idea era organizar una gira con varios grupos, intentando llegar a varias ciudades. Era el momento en que las estrellas del catálogo eran los madrileños Psilicon Flesh, capaces en esa época de vender 1000 tickets para un concierto en la sala Revolver. También era el momento de Wipe Out Skaters, tremendo trío de hardcore, que arrasaban con su álbum “Suckitfashion”, un compendio de melodía y actitud a toda velocidad, que había despertado el interés de medios como la revista americana “Maximun R’N’R” , ese momento la “biblia” del Punk y el Hard Core internacional, y de personajes como el mismísimo Jello Biafra , líder total de los míticos Dead Kennedys (otro día os contare el surrealista intercambio epistolar que mantuvimos durante años).
Pues bien, por esa época conocí a una chica que se llamaba Chantal y que estudiaba interpretación en la escuela de Willyan Layton con Najwa Nimri . Un día alrededor de unas cañas, me habló de su hermano, que vivía en Bélgica y que estaba teniendo un relativo éxito con una banda de crossover que se llamaban Catalepsy. Era la época en que disfrutaba con gente como Faith No More, Negazione, Bad Brains o, sobre todo, Fishbone , así que la propuesta de los belgas, en base a la descripción de la hermanísima, se ajustaba a lo que en ese momento buscábamos.
Debo resaltar que este relato es toda una tragedia, un despropósito de principio a fin, compuesto por un montón de fichas que formaban el más surrealista de los ajedreces y que desde el primer momento olía a fracaso cual napalm….Fue un compendio de aprendizaje vital a todos los niveles, y en el que cometí tantos errores, algunos de cajón, que siempre lo he tenido en mi recuerdo como el ejemplo claro de cómo no se deben hacer las cosas. Lo primero, obvio, nunca contratar a un grupo sin haberlos escuchado o haberlos escuchado poco (estamos hablando de 1993, aún quedaba lejos al acceso inmediato en el que vivimos hoy) …. y yo lo hice. Entre las referencias que me dieron y un par de temas, me lancé a la piscina y les hice una propuesta para hacer 4 fechas: Madrid, Zaragoza, Bilbao y Barcelona. Cerramos el acuerdo económico, absolutamente desproporcionado a nuestra precariedad del momento, e incluso firmé un contrato que me remitieron de un bufete de abogados. Es importante apuntar que en ese momento vivíamos al día, con El Rana a mi lado (personaje inigualable con sangre color punk rock, el mejor de los amigos y un tipo del que otro día os hablare porque merece muchos párrafos), reinvirtiendo cada peseta que entraba y alimentándonos a base de menús de 500 cucas de la época en el mítico “Montes” de la calle Colón: acelgas y filete de hígado encebollado…cuando las teníamos claro.
Tras solicitarlo varias veces y sufrir un extravió en una sucursal de correos, a poco más de tres semanas recibí un paquete con material promocional de una banda de, básicamente, Trash Metal . Y más Metal que Trash no sé si me explico… Pero bueno, había que tirar para adelante y la etiqueta “crossover” englobaba tantas cosas que podía valer.
La primera fecha en Madrid sería junto a Psilicon Flesh en una sala nueva en pleno Rastro, llamada “Internacional” y que se inauguraría con este concierto. Pablo Delacruz, nuestro diseñador de cabecera en ese momento y autor del logotipo de Subterfuge Records, se encargó del diseño del cartel y todo se puso en marcha hasta que caímos que ese mismo día tocaban en Madrid….¡¡¡Metallica!!! . Cruel contra programación que hizo que la entrada anticipada no se moviera nada desde el primer momento ¿Podría ser peor? pues si, tres días antes me llaman de la sala, que no les han dado los permisos y que sintiéndolo mucho tienen que suspender el concierto, a lo que a duras penas sabemos reaccionar, reubicándolo en la Sala Maravillas, gracias a la buena disposición de los hermanos Morán (que al año siguiente pondrían en marcha el FIB) a pesar de que ese día tenían otro concierto, pero que, por hacernos un favor, programarían una sesión doble, anunciando vía flyer que nuestro concierto empezaría “Trash el concierto de Metallica”
La venta anticipada en el resto de ciudades es también bastante desalentadora, aun así, con la inconsciencia que te da la juventud, seguimos ilusionados con la celebración de nuestro cumpleaños, al que por cierto, habíamos bautizado como “Subterfuge Invasión”. 24 horas antes de la primera cita, El Rana y un servidor nos acercamos al aeropuerto a recoger a los belgas. Cuatro melenudos que rozaban los 2 metros, de trato distante y con unos aires de estrella que nos intimidó lo suficiente para ser incapaces de comentarles la perspectiva que teníamos por delante. Mientras se hacía una prueba de sonido para olvidar, repleta de problemas, pegas y actitud arrogante de la banda, Chantal, mi amiga y hermana del guitarrista, apurada por todos los contratiempos, se ofreció a repartir panfletos en el concierto de los americanos… resultado: 2 entradas. La de la propia hermana y la de una amiga.
Tras la desangelada noche madrileña tocaba Bilbao a donde los belgas directamente no fueron porque alguien les avisó de la desoladora perspectiva, y claro, nadie se atrevió a decirles nada. Otra ruina de noche y a esperar a que la siguiente escala, Zaragoza, fuera mejor. Allí lo organizaba un amigo, Dani Zulú, de la promotora Zambombo, y que básicamente nos hizo un favor. Al llegar a la sala, le vi de lejos, me miró, y sin decir nada intuí que la hecatombe continuaba. Esa noche la recuerdo como uno de los peores momentos de mi vida. Una sala vacía y una visita al cajero donde el saldo rozaba el negativo, ayudaron a que así fuera. Era mi primera gira, la primera que montaba y el desastre era total. Por alguna razón volvimos a Madrid ya que había un día de por medio, pudiendo confirmar que las finanzas de Subterfuge estaban a cero. Las finanzas y desde luego la capacidad de programación, dado que en lugar de tirar para Barcelona, volvimos a Madrid…
Quedaba Barcelona donde tirábamos la casa por la ventana, a lo grande,"from lost to the river”…. Tocarían los tres Psilicon Flesh, Catalepsy y Wipe Out Skaters. Recuerdo que era sábado por la mañana y quedé con El Rana para tomar una decisión: si seguíamos o no para adelante. Lo haríamos; pensamos que en Barcelona podríamos vender merchandising y además nos daban la entrada integra sin gastos de sala. Si a esto le unes que el padre de El Rana nos dejó el coche con el deposito lleno, que Carmen, su madre, nos surtió de unos estupendos bocadillos, que las bandas de Madrid se mostraron dispuestas a colaborar y que los belgas, que iban a su bola ya estaban en la ciudad Condal, nos embarcamos a por la última fecha programada de aniversario en el Garatge de Poble Nou, con un resquicio, totalmente infundado, de esperanza. Por cierto, a esta sala, a pesar de los pesares la recuerdo con mucho cariño, allí viví grandes momentos, como un conciero que vi de Dover allí, en 1997 y en pleno “Devil Came To Me”, con el mismísimo Pep Guardiola a mi lado y comentándolo y que había acudido con sus amigos Albert Gil y Reyes Torio de Aleluia Records.
Hace poco me encontré al responsable de la sala ese día, en las oficinas de “Rock Zone”, la revista de los incombustibles Jordi Meya y Richard Royuela entre otros, y me dijo que aún recordaba aquella aciaga noche y la cara de terror que tenía ante el futuro inmediato del que debía ser consciente. Resulta que cuando llegamos desde Madrid, nos comunicaron que Nick Cave, acompañado en el cartel con otras bandas locales, tocaba gratis a 200 metros de la sala. Así que estaba claro lo que pasó, cerrábamos Subterfuge Invasión con un señor fracaso de asistencia de público y con los bolsillos completamente agujereados… La mañana del domingo, cuando había que volver, también la tengo aún presente en mi listado de pesadillas, y es que a nadie le gusta despertarse rodeado de 4 belgas a los que veía más grandes que antes, exigiendo el pago por las actuaciones. Ante la perspectiva de que no iban a poder cobrar por la sencilla razón de que no me quedaba un duro, me hicieron firmar un documento de reconocimiento de deuda que los muy cabrones ya llevaban preparado. No los volví a ver en persona pero si en mis sueños.
A nosotros nos quedaba volver a Madrid junto a Wipe Out Skaters, con la gasolina justita y con un fondo común de 300 pesetas que gastamos en unas cervezas para hacer más ameno el viaje. Entre que el día anterior no habíamos comido prácticamente nada y el desayuno había brillado por su ausencia, decidimos que teníamos que comer y de paso, tomarnos la justicia por nuestra mano ante la afrenta que la vida nos había hecho. Así que paramos en Zaragoza, nos sentamos a comer en una terraza cerca de la catedral del Pilar sabiendo que ninguno de los comensales tenía un duro en su poder, y habiendo decidido de mutuo acuerdo que nos íbamos a hacer un “simpa”, vamos, que íbamos a salir por patas antes de pedir la cuenta.
La comida fue de lo mas tensa. Largos silencios mientras devorábamos las viandas, apenas hablamos del desastre, e interiormente nos íbamos estudiando unos a otros, pensando en las condiciones físicas de cada uno, de cara a la carrera final delante del, suponíamos, cabreado camarero queriendo cobrar lo suyo y donde estaba claro que alguno podría caer en sus garras.
Aunque se pactó una señal a partir de la cual saldríamos disparados, en una exhibición de a lo que puede llegar un ser humano ante la supervivencia, alguien se levantó a por la botella de vino y el resto lo tomó como el pistoletazo de salida. Sillas volando y cual gacelas nos pusimos a correr como si no hubiera un mañana. Afortunadamente llegamos todos a la furgoneta sanos y salvos. Eso si, les ahorramos el postre.
El lunes supuso volver a empezar de cero y el ambiente en la oficina de 2 metros cuadrados en la calle Hortaleza era de lo más tenso . Nos habíamos gastado absolutamente todo lo que teníamos y encima recibimos un burofax del bufete de Bruselas encomiándonos a pagar lo que se debía, bajo la amenaza de demandarnos judicialmente, cosa que en ese momento acojonaba y bastante. Estuve una buena temporada mandando giros postales a Catalepsy , que por cierto, aparte de cobrar todo y no tener ni una palabra de agradecimiento en ningún momento, me mandaron orgullosos y provocadores, un ejemplar de una revista Heavy de allí, donde salían en portada bajo un epígrafe que decía : “Catalepsy nos cuenta en exclusiva su exitosa gira por España” y en el interior un amplio reportaje con fotos trucadas de ellos ante miles de personas….
Ante la desoladora situación financiera, por mi parte retomé trabajos esporádicos como el de figurante para series de TV o en un despacho de abogados recogiendo notas del registro y cosas así. Había que reflotar la nave tras una invasión fallida.