FLAMINGO, 2002.
Hace unos días nos dejó Rafa Fustes. Un personaje singular sin el que sería imposible entender la historia de Malasaña en los 90. Empezó en la barra de LA VACA AUSTERA, donde entre otras cosas, fue el primero en apostar por mí y por mi fanzine SUBTERFUGE. Aún recuerdo como si fuera ayer, cuando casi sin preguntar, simplemente enseñándole cuatro textos artesanalmente maquetados, me soltó cinco mil pelas para empezar a financiarlo. Allí nunca faltaba su cariño, su atención y por supuesto cervezas cuando la economía no daba para más. Después vino el CAFÉ EL SOL en la Plaza del Dos de Mayo, donde celebré el tercer aniversario de SUBTERFUGE, con un plantel de lujo: a los platos Iñigo Munster y El Profe. En el escenario THE CHAPPELFIELDS (Luis Calvo/Elefant Records y Joako Ezpeleta), junto al debut mundial de ¡¡¡LOS CORONAS!!, en esa época THEE CORONAS. Rafa, entusiasmado, lo dio todo, haciéndonos pasar un día increíble, arropados por su generosidad y hospitalidad. Después vendría el FLAMINGO o el FLAMIN de la calle de La Palma, que durante mucho tiempo sería el cuartel general de los Subters: El Rana, Mikel, Gorka, Gema, Irantzu, Tomas, Pepeíllo, Cristina, Mario, Magala… y de grupos como LOS ENEMIGOS, LOS PLANETAS, NADA SURF, DOVER, LOS DEL TONOS, UNDERSHAKERS, SINIESTRO TOTAL, DEF CON DOS, LOS FRESONES REBELDES. Escritores, cineastas como ALEX DE LA IGLESIA, periodistas, promotores y disqueros en general, como mi querido Javier Liñán; que junto a Bibiana conformaban un paisaje permanente, donde siempre te encontrabas a alguien con él que hablar de música y de la vida…. Aún desolado por la despedida de Rafa, y con el propósito de mantener vivo el recuerdo de alguien tan genial, recupero un texto que escribí en su día para la guía METRÓPOLI de EL MUNDO, encargo de mi amigo Carlos Moral, sobre EL FLAMIN, después de su cierre tras una auténtica persecución policial. Lo recupero porque me remonta a una época que recuerdo con mucho cariño, como él que siempre profesé a Fustes. Un par de apreciaciones: una, el título fue cosa del editor y la otra, jamás utilizaría hoy en día el término canalla. Va por ti Rafa, por Montse por tu familia y por todos los amigos con los que tan buenos ratos compartimos allí.
Flamin, no te olvidamos
Publicado originalmente en la revista Metrópoli de El Mundo, nº 609 (del 25 al 31 de enero de 2002)
El pasado 5 de enero cerró sus puertas otro bar. Esta vez le tocó al Flamingo, mítico bar de la Malasaña más canalla. Abierto hace 12 años, fundado y capitaneado por el pucelano, y malasañero de adopción, Rafa Fustes y su compañera Montse, sus puertas fueron precintadas por imperativo legal, tras ser durante años centro de la diana de inspectores municipales, sádicamente motivados para rastrear la minina incidencia, amargar la existencia a más de uno y, por qué no, sanear las arcas del municipio con incomprensibles sanciones.
El Flamingo, El Flamin, fue durante una docena de años centro de reunión ineludible de amantes de la buena música, una buena cerveza y horas de aceleradas conversaciones entre amigos, colegas y desconocidos llegados de aquí y de allá, atraídos por la leyenda de un bar que, si bien no reunía las reglas básicas del confort, ni se adscribía a tendencia decorativa alguna, te proporcionaba todo aquello que precisa una buena noche. Eso si, siempre bajo la atenta mirada de enorme reloj rosa, que tantas veces nos mandó a dormir a golpe de manecillas, preludio, en muchos casos, de una irremediable entrada en talleres para una necesitada recuperación.
Fue parada y fonda de decenas de grupos de todo el planeta y, por supuesto, de la flor y nata de la escena estatal, y más de una banda se fraguó en esa barra. Comunión que se materializó con la edición el año pasado de Flamingo All Star, un excelente disco coordinado por el propio Fustes y Tomas Heredero (otra pieza clave en el desarrollo del Flamin los últimos años) donde grupos como Los Enemigos, Dover, Mercromina, Dr. Explosion, Clovis, Los Planetas, Undershakers, Nada Surf o Gigoló Aunts, entre otros, ceden temas exclusivos, cuyos beneficios serían destinados a una obligada remodelación que no dio tiempo a realizar. También directores de cine de postín, críticos musicales, rockeros trasnochados, fashion victims despistados, fanzineros, discográficos, dibujantes de cómics o flamencólicos han desgastado su barra, sufrido colas en los aseos y embadurnado de nicotina sus paredes.
Eran cuatro paredes pero la sensación es como cuando un amigo se marcha para siempre, llega el momento del desconcierto, de buscar ese calor que tardará en generarse en otro sitio. Cerraron el Flamin, cerraron otro bar, pero siempre nos quedará su recuerdo y recordar, de momento, no está prohibido. Carlos Galán es fundador y director del sello Subterfuge.